sábado. 20.04.2024
TRANSPORTE

Crece el movimiento flygskam, no volar por conciencia ecológica

El transporte en tren gana adeptos, y los jóvenes, las mujeres y los urbanitas son los usuarios que renuncian más a volar

Viajar en avión contamina 20 veces más de lo que contamina el tren. Las emisiones del avión son, de media, de unos 285 gramos de CO2 por persona y kilómetro volado, mientras que las de un tren son de 14 gramos de CO2 por persona y por kilómetro de media. Aun así,cada 0,86 segundos según se eleva un avión en el mundo.

En países como Suecia con una alta conciencia medioambiental, usar el transporte aéreo está mal visto y es el que se conoce como flygskam, la 'vergüenza de volar en avión'. «Es un movimiento ecologista que quiere concienciar de cómo son de contaminantes los desplazamientos aéreos frente a otros medios de transporte como el tren», afirma Pablo Díaz, profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC y experto en turismo.

 

El flygskam está detrás de la bajada en el número de vuelos en Suecia: el 2018, un 23% de los suecos renunció a volar para reducir su impacto climático, según datos del Fondo Mundial por la Natura (World Wildlife Fund, WWF), hecho que implica un aumento de seis puntos porcentuales respecto al año pasado.



«Este movimiento considera especialmente criticables los desplazamientos en avión de una duración menor a una hora o en torno a una hora entre capitales que están muy cubiertas por conexiones en tren», explica Díaz. En muchos casos, el ahorro en tiempo viajando en avión es muy bajo, y más si hay conexiones por tren rápido entre las ciudades. De hecho, el número de pasajeros a los aeropuertos suecos ha caído un 8% desde que ha empezado el año. Ante este escenario, el tren gana adeptos.



«Paralelo al movimiento flygskam se desarrolla el opuesto tagskryt o 'orgullo de viajar en tren'», comenta Díaz. Según datos del WWF, casi uno de cada cinco suecos (18%) eligió viajar en tren en vez de en avión durante el año pasado. La baja emisión de este tipo de transporte sumado al hecho que algunos jóvenes activistas lo han hecho consigna de su lucha contra el cambio climático, como por ejemplo Greta Thunberg, impulsora de los Fridays For Future, ha incrementado el uso del tren al país sueco. El perfil que hay detrás del flygskam es principalmente de jóvenes, mujeres y residentes en áreas metropolitanas.



«Suecia es uno de los países más concienciados del mundo en el ámbito ecológico y preocupado por el cambio climático; se sitúa a la segunda posición en los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), o sea que tiene sentido que sea el origen de este tipo de fenómenos», afirma Díaz.

 

De hecho, el cambio climático es el fenómeno social que más preocupa los suecos, según el barómetro climático anual del WWF. Si se compara con el año pasado, cada vez más personas piensan a menudo en el cambio climático y más gente toma decisiones activas para vivir un clima más inteligente. Ya en las redes sociales se puede seguir el fenómeno con el hashtag #StayOnTheGround, «estés en tierra», o #tagskryt, que acumula fotos de viajeros en tren.



«Hay más conciencia ecológica internacional, y por otro lado, somos en un momento álgido de competitividad entre las compañías aéreas de bajo coste (low coste), que ofrecen precios irrisorios para trayectos en muchos casos cortos, que pueden ser cubiertos fácilmente por transporte ferroviario», considera Díaz.

 

Sin embargo, muchas compañías de bajo coste consiguen ofrecer precios mucho más reducidos comparativamente a los que ofrece el tren, y la alta competitividad del sector, las políticas y las estrategias de precios permiten encontrar grandes ofertas. «Aun así, el crecimiento de las low cost parece haber llegado en su punto máximo en los últimos años y, de hecho, ha dado lugar al cierre de algunas de estas compañías que a veces han competido con estrategias de precios insostenibles», puntualiza el experto.



El crecimiento incesante de las compañías de bajo coste sitúa el sector de la aviación comercial «en un momento delicado por la alta competitividad». Para Díaz, la impresión es que primero se tiene que dar «un proceso de ajuste de la sobreoferta existente». El experto considera que quizás podría disminuir la oferta de vuelos de corto recorrido si se acompaña de más restricciones estatales.



«La conciencia medioambiental entre los turistas es creciente y el sector ha percibido estas señales y cada vez se desarrollan más productos con conciencia ecológica y para estos públicos», explica Díaz. Algunas compañías aéreas empiezan a considerar mejoras tecnológicas para disminuir las emisiones contaminantes y mejorar la imagen.



Aun así, según el experto, la afectación del flygskam a la industria aérea es muy relativa y dependerá de cada país y de su preocupación ecológica. «En países muy concienciados, como los nórdicos, sí que se puede notar un descenso en la demanda de vuelos de corto recorrido y una alta sustitución al tráfico ferroviario». Díaz afirma que el fenómeno cogería bastante si los estados tomaran parte en el asunto.

 

«Si las autoridades emprendieran medidas de restricción de vuelos de corto recorrido, y fomentaran y subvencionaran más el uso del tren y otros transportes menos contaminantes, las consecuencias entonces sí que podrían ser más importantes», concluye Díaz.

Crece el movimiento flygskam, no volar por conciencia ecológica
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