jueves. 25.04.2024

'Quin bollit', Biel

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Los mallorquines tenemos una expresión muy nuestra con la que intentamos definir una situación concreta de caos, desorden o lío. Decimos 'Quin bollit' para explicar una mezcolanza de elementos inconexos que, a priori, costaría mucho poner en su sitio.

 

'Quin bollit', esto mismo es lo que debió pensar el vicepresident y conseller de Turismo, Biel Barceló cuando asumió el compromiso, yo diría que 'marrón', de intentar regular de forma lógica, adecuada, racional y responsable el boom del alquiler vacacional.

 

'Quin bollit' es lo que piensan en estos momentos también los agentes más dispares y opuestos que nos podamos imaginar. El nuevo proyecto de ley del Govern para poner orden en el alquiler turístico no parece contentar a nadie más allá que el propio Govern y creo que ni eso. Ecologistas, hoteleros, arrendadores, sindicatos y hasta la pequeña empresa tienen opiniones diferentes. Eso si, todos coinciden en que la ley, por una cosa o por otra, no convence y no resolverá los problemas de futuro de saturación turística, de regulación fiscal de esta actividad, etc...

 

Alabo la valentía del conseller de meterse en este fregado por que antes o después alguien tenia que hacerlo. Ahora bién, le anticipo un importante desgaste por que haga lo que haga nadie saldrá contento. Y no pasará como con la nueva ecotasa en la que el Govern, al final ha salido reforzado mediáticamente.

 

En este caso hay mucho más en juego, mucho dinero y muchos intereses.  No obviemos que el importante crecimiento turístico de nuestras Islas en los últimos años, al menos en cuanto a número, ha venido condicionado en buena medida por la explosión de la fórmula del alquiler turístico.

 

Todo el mundo coincide en que esto se tiene que regular con unos mínimos de calidad, de servicio y que todo el mundo tiene que tributar como toca. Ahora bién, el limitar en exceso, el complicar la tramitación, el beneficiar hasta cierto punto a los que hasta ahora operaban al margen de la ley no ayuda. Poner puertas al campo es imposible y frenar el alquiler turístico con excesivas limitaciones puede conducir a fomentar la oferta ilegal.

 

Y digo esto pensando en nuestro caracter mediterraneo en el que una vez pensada la ley y aprobada ya tenemos decenas de vias para saltarnosla. Y digo esto pensando también en que, lamentablemente la administración pública no tiene los recursos humanos para garantizar que todo el mundo cumplirá la ley. Será cuestión de años conseguirlo.

 

Vaya por delante también que nadie se lo va a poner fácil al Govern y al conseller. El consenso se me antoja imposible en este sentido y por lo tanto se tendrá que adoptar una decisión salomónica al final.

 

Veremos por que derroteros nos conduce este debate en el que se esconde buena parte de nuestro futuro turístico, le pese a quien le pese.

'Quin bollit', Biel
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