viernes. 19.04.2024

Tradición y modernidad

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La innovación es clave para la supervivencia del pequeño comercio. Este enunciado no es nada nuevo; hace ya tiempo que se repite y la crisis no ha hecho más que concederle aún más presencia pública. Es cierto que cualquier empresa dedicada al comercio, sea del tamaño que sea, tiene que saber dar respuesta a los cambios demográficos y sociales de su entorno, tiene que saber adaptarse a nuevos hábitos de compra y consumo. Pero en el caso de las pequeñas empresas esa necesidad es imperiosa, porque, si no se satisface, aparece la pérdida de competitividad y el riesgo de no sobrevivir a las circunstancias.

 

Por eso es importante fijarse en los casos de éxito, en los pequeños negocios que han sabido reinventarse, en los empresarios del comercio que innovan y se abren nuevos mercados. La actualidad informativa de esta semana le ha dado protagonismo a uno de ellos y a él me voy a referir, ya que además es socio de nuestra patronal. Se trata de Joan Seguí, el propietario del Forn Sant Francesc de Inca, ganador del premio a la mejor ensaimada del mundo, un premio concedido en el marco de la celebración del Día de las Islas Baleares.

 

El repostero no sólo se ha hecho muy merecedor de este galardón, que ha sido otorgado por un jurado de expertos, sino que además ha recibido el reconocimiento del público. Tanto es así que, al día siguiente de ganar el certamen, agotó todo el género de la panadería a las diez de la mañana. Y no es de extrañar, porque ya antes era habitual ver a la gente haciendo cola para comprar en el Forn Sant Francesc, un negocio regentado por la quinta generación de una familia que se dedica a la profesión desde hace más de un siglo.

 

Joan Seguí ha sabido recoger la tradición de sus antepasados, las antiguas recetas y la técnica artesanal, al tiempo que modernizaba el negocio e invertía en promoción. Destacado es el uso que ha hecho de las redes sociales y los resultados que ha conseguido: el pasado verano dejó de cerrar por las tardes debido a los turistas que llegaban a su establecimiento tras haber visto en Instagram las fotos de sus pasteles. A ello se suma una firme apuesta por preservar la calidad del producto y cuidar la atención al cliente. Sin duda, el éxito del Forn Sant Francesc no es casual, sino fruto de la iniciativa y constante trabajo de sus propietarios. Nuestra enhorabuena.

Tradición y modernidad
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