sábado. 20.04.2024

Ante la inminente inauguración del Palacio de Congresos

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Lejos queda ya aquel mayo de 2004, cuando un servidor trabajaba como arquitecto del Servicio Técnico de la Conselleria de Turismo, y junto con el jefe del servicio Bernardí Seguí redactamos el programa funcional del Palacio de Congresos de Palma  (definición de espacios, superficies, relación entre las diferentes dependencias, aforo de las salas, equipamiento…etc.) que tendrían que servir de base para el posterior concurso de anteproyectos arquitectónicos.


Dos años antes había presentado como Proyecto Final de Carrera un Palacio de Congresos en Palma (si bien en otro emplazamiento diferente), lo que ayudó en gran medida a definir el futuro edificio, ya que durante meses estuve analizando otros centros de convenciones similares en ciudades equivalentes. Desde el primer momento tuvimos claro que el equipamiento propuesto debería poder funcionar de forma modular, en función del tamaño del congreso o reunión, lo que disminuiría los costes de mantenimiento, adaptándose a las necesidades de cada momento.


Es evidente que algunos de los puntos de las bases del programa inicial se fueron modificando con la redacción del proyecto y otro tanto sucedió durante la ejecución de la obra, ya que la participación de numerosos agentes puede ir enriqueciendo el proyecto (aunque veces suceda lo contrario) y mejorando para su optimización máxima como edificio puntero de congresos, pero básicamente se han mantenido las grandes áreas y los principales espacios propuestos desde un principio.


A mi modo de ver, como puntos fuertes, y arquitectónicamente hablando, el edificio tiene dos zonas muy interesantes, ambos con iluminación abundante a través de la fachada sur: el vestíbulo, que forma el espacio intersticial entre la fachada exterior y las cajas interiores de los auditorios (cajas dentro de una caja que las envuelve), que sin llegar a la espectacularidad del Kursaal de San Sebastián merece capítulo aparte, y la sala de exposiciones anexa: una gran zona diáfana que servirá a las empresas y profesionales a organizarse en expositores de forma complementaria a la temática que se trate en los auditorios y en las salas de reuniones.

 

También me parece espectacular la cafetería situada en la planta superior, a la que invito a todo ciudadano a acercarse, y las vistas que se disfrutan desde la misma no las tienen la mayoría de centros de convenciones.  La fachada, y en contra de lo que mucha gente dice o piensa, no me parece para nada “fea” o “adefesio”. Más bien todo lo contrario, creo que sin ser una joya de la arquitectura, me parece un elemento interesante que resuelve bien el asoleo, juega con la doble piel sacando las escaleras por el exterior, y hace un juego de sombras mediante la retícula proyectada.


Pero también hay sombras, y no tanto en el interior del edificio como en su entorno más inmediato. Como he comentado en alguna ocasión, el Palacio de Congresos fue concebido para situarse en el frente de un Boulevard, formando parte del llamado Plan Busquets, que pretendía transformar el frente marítimo de Llevant, desde el enlace de la vía de cintura hasta el centro histórico, incluyendo más superficie peatonal y la conversión de la actual autovía en una vía urbana.

 

Hoy en día, la ejecución del Plan no se ha resuleto en su totalidad, y el resultado es el de un gran equipamiento encima de una vía rápida con conflictos a la vista (veremos cómo conviven las paradas de taxis y buses con la circulación ordinaria) a la espera de, quién sabe, un futuro soterramiento que implicaría un acercamiento inmediato del tejido urbano, incluido el Palacio de Congresos, al litoral ya que se eliminaría la actual barrera.

 


En fin, deseamos que se inicie una trayectoria repleta de exitosos congresos y convenciones, lo que significará que el edificio se concibió de una manera acertada y proporcionada, y ello conllevará el fortalecimiento de Palma como ciudad de congresos, así como de forma indirecta una regeneración y renovación urbanas bien necesarias en la zona de Nou Llevant, aunque algunos lo quieran llamar especulación. Y todo, a pesar de los iluminados de turno que hace unos meses pedían su desmantelamiento y ahora serán los primeros que veremos en la foto sonriendo a la cámara. Trece años después es ya una realidad.

 

 

Ante la inminente inauguración del Palacio de Congresos
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