jueves. 25.04.2024

Trabajo estable todo el año, sueldos dignos, ambiente de trabajo con horarios fijos pero nocturnos y posibilidad de tener un contrato de larga duración incluso acabar creando un negocio propio con el tiempo.

 

Esta es la nada despreciable oferta de trabajo que tienen en vigor muchos hornos y pastelerías de Baleares que estan teniendo unos problemas enormes para encontrar mano de obra con un mínimo de cualificación. En determinados establecimientos este hecho esta condicionando incluso su posible crecimiento.

 

De hecho, tal es la falta de mano de obra que "el mismo sector piensa que si no se hace algo está abocado a su extinción tal y como lo conocemos. Nuestros panaderos incluso no encuentran ni personas a las que enseñar de cero". Al menos así lo explica Pep Magraner, gerente de la Asociació de Forners i Pastissers de Mallorca.

 

El problema es estructural y se viene produciendo desde hace años. Para ello el Govern creó un grado medio de formación profesional en el instituto Josep Sueda de Palma. Allí ya han salido las primeras hornadas de jóvenes valores en pasteleria. También se da formación en pasteleria y panaderia a los alumnos de la escuela de cocina o de formación profesional del instituto Fra Juniper Serra si bién van más orientados a la cocina.

 

"El gran problema que existe es el de la competencia del sector turístico. Los hoteles de cinco estrellas y los agroturismos de alto nivel así como los restaurantes más exclusivos demandan pasteleros y panaderos especializados. En estos lugares se suelen ofrecer unas condiciones laborales muy diferentes y para un joven resulta mucho más atractivo ir a un hotel que no a un horno, cuenta Magraner.

 

En Baleares existe un censo de entre 250 y 280 panaderos y pasteleros que en estos momentos no tienen asegurado un relevo generacional precisamente por esta falta de mano de obra.

 

Aparte del turismo existe otra dura competencia, la de las grandes superficies que venden pan preparado en formato industrial pero que quita demanda de los hornos tradicionales básicamente por una cuestión de precio.

 

Según Magraner, "la única esperanza que tenemos es la revalorización que se está produciendo con el pan y el crecimiento de clientes que demandan un producto de calidad y estan dispuestos a pagarlo".

Panaderos y pasteleros, profesionales en peligro de extinción