jueves. 25.04.2024

¿Vamos a ser Mónaco o Nueva York?

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Hay muchas grandes urbes en el mundo que por su glamour, ubicación, o importancia económica o política se han convertido en lugares donde es materialmente imposible tener una vivienda en propiedad. Es más, resulta complicadisimo acceder a alquileres razonables en zonas céntricas de las ciudades.

 

Pensemos en los alquileres desorbitados, para millonarios, que se manejan en Mónaco, Nueva York o Paris por ejemplo. Pués bien, aquí en Baleares pero sobre todo en Mallorca e Ibiza, como nos descuidemos, viviremos una situación similar, al menos en muchas zonas. Vale, puede que me haya pasado de frenada pero la verdad es que con crecimientos anuales del 18% en los precios del alquiler acabaremos abocados a esta situación en poco tiempo.

 

Que conste que no me vale el argumento tan manido estos últimos meses de que el alquiler vacacional está haciendo encareciendo el alquiler de larga estancia hasta puntas en las que familias con trabajo y recursos no pueden pagarlos. Esta era una de las conclusiones del último informe de la Oficina Antideshaucios de Palma que, vaya por delante, debo felicitar por su eficiencia a la hora de paliar un gran problema social.

 

Como yo no soy experto ni en esto del mercado inmobiliario ni en casi nada me he dedicado a escuchar a los que saben más del sector y todos afirman que este es el resultado de una combinación de factores. Por mucho que algunos políticos repitan una y otra vez el mantra del turismo vacacional como causante de estos males no deja de ser una verdad a medias.

 

El alquiler en Baleares en estos momentos se ha disparado por diferentes circunstancias que han ido sumando en conjunto. En primer lugar por que la economía se está recuperando y por que las buenas temporadas turísticas se transforman en forma de más contratos laborales, menos paro y capacidad de gasto de las famílias, y, por lo tanto en un incremento posterior de determinados precios.

 

A esto añadanle que el mercado del alquiler ha recibido una gran presión en forma de demanda ya que muchas personas, después de estos años de crisis han cambiado de mentalidad y se han pasado al formato del alquiler descartando la compra.

 

Por otro lado la oferta de nueva construcción en las Islas ha brillado por su ausencia en los últimos años en los que los promotores no veian posibilidades de comercializar ni tampoco suelo a un precio razonable para hacerlo.

 

Los bancos, provistos de unos paquetes inmobiliarios enormes y muchas veces invendibles a precios razonables también han empezado a contar con la fórmula del alquiler con opción de compra.

 

Las promociones de vivienda pública tampoco no es que hayan sido de lo más numerosas ni tampoco existe una oferta de alquiler público suficiente.

 

Además, en ciudades como Palma se han producido efectos de regeneración urbana en determinadas zonas que han revalorizado progresivamente las propiedades inmobiliarias. No hablemos ya del hecho de que Palma y Mallorca en general se han convertido en lugares altamente atractivos desde hace años para muchos ciudadanos de nivel adquisitivo medio y alto del Norte de Europa que buscan segundas residencias de alquiler para pasar al menos la mitad del año.

 

Y..... después de todos estos factores y como un recien llegado en las últimas temporadas tenemos el alquiler vacacional que ha eclosionado pero que tiene que tendrá que entrar en unos cauces de regulación con la nueva ley del Govern. Quede como quede esta nueva normativa ya está suponiendo una moderación efectiva de la oferta vacacional.

 

¿Vamos a ser Mónaco o Nueva York?