miércoles. 24.04.2024

Extremo centro

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En los últimos tiempos, cuando empieza a ser evidente que el fin de la historia -y con este, el de las ideologías- anunciado por Francis Fukuyama tras la caída del muro de Berlín era un gran montaje, asistimos a un ensalzamiento tremendo del centrismo, a todos los niveles.

 

Pienso que el centrismo y la equidistancia en la política y en la vida, sobre todo en un mundo y una época como la nuestra, en la que hay que tomar partido frente a cuestiones clave como el machismo, las tremendas desigualdades sociales, el derecho a decidir de los pueblos, o los factores que aceleran el cambio climático, es sencillamente imposible. De hecho, considero que aunque se nos presente como una ideología, en realidad se trata de puro oportunismo político, que frente a la polarización política y social, pretende sacar tajada, en lugar de posicionarse.

 

Es diferente hablar de centrismo que de centralidad: todos los partidos que aspiran a ser hegemónicos necesitan presentarse como representantes de los intereses de la mayoría social, y es evidente que entre intereses tan fragmentados cueste lo suyo encontrar un denominador común sin sacrificar la ideología, pero es posible hacerlo. En eso consiste la centralidad.

 

Pero lo que es difícil es jugar a una falsa ideología del extremo centro, “ni de derechas ni de izquierdas”, en un momento en que como dice Boaventura de Sousa, hay que polarizar todavía más las relaciones de poder entre opresores y oprimidos, entre quien cree en la igualdad y quien la desahucia cada día, entre los intereses que la mayoría que algunos dicen defender y los de la menoría que realmente se beneficia. Y despolarizar las divisiones entre los propios oprimidos.

 

Como la derecha extrema campa a sus anchas sin complejos, por Europa y occidente, con nuevas caras como Le Pen o Trump, ahora la nueva derecha se nos presenta como extremo centro, dígase Macron o todos aquellos que en nuestro entorno lo reivindican. Sin moverse de sus posiciones, la derecha de la postverdad es extremo centro gracias al fascismo pero también a una izquierda anclada en las mismas peleas y supuestas diferencias de hace dos siglos. Todos cumplimos nuestro papel con gran funcionalidad y eficacia.

Extremo centro
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