jueves. 25.04.2024

Ecotasa

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Tengo que reconocer mi admiración absoluta por el empecinamiento que tienen los políticos de nuestras islas de complicarse la vida innecesariamente cuando se trata de cuestiones turísticas y económicas.


Y paso a explicarme. La mayoría coincidiremos en que a estas alturas ya nadie prácticamente cuestionaba la aplicación de la nueva ecotasa, ni por el sistema ni por las cantidades. Habíamos superado estos debates para llegar a un clima de relativa normalidad. Eso si, esta tranquilidad se veía favorecida por unas cifras turísticas de infarto y unos beneficios empresariales impensables hace solo 5 o 6 años.


En todo caso ahora la discusión era si el destino final del dinero recaudado era o no el idóneo. Pero estas líneas no van por este camino.


Parecía inevitable abrir otro frente. Y así ha sido. El Govern sube la ecotasa y de que manera, hasta el doble.

Y volverá a correr la tinta con artículos como este sobre la conveniencia o no de la medida. Y volverá a la calle y a los foros políticos un debate que parecía ya superado.


Y puede que vuelvan los titulares en la prensa extranjera con la noticia si no se hace mucha pedagogía.

Los empresarios ya han puesto el grito en el cielo de la misma manera que la derecha alegando que detrás de ello solo hay voluntad recaudatoria y que nos resta competitividad.


Claro que hay voluntad de cobrar más y el Govern no debe esconderse de ello. 120 millones de euros pueden dar para mucho. Si la subida impositiva nos restará competitividad no se verá a corto plazo por que ahora mismo todo dios quiere venir a Baleares.

 

Ojo, en todo caso, a las advertencias que ya lanzan los turoperadores de que las islas pueden convertirse en un destino caro. La revalorización hotelera y la apuesta por un turismo de calidad va en esa línea. Así pues un impuesto un poco más alto, siempre dentro de unos términos de pocos euros, no debería asustar a nadie.


El verdadero motivo de esta medida, según mi modesta y humilde opinión reside, en una palabra que hemos oído hasta la saciedad en los últimos meses: saturación.


Después de los titulares conquistados por Terraferida, las operaciones de turismofobia de Arran y compañía, las denuncias del GOB y la presión de Podemos, el Govern estaba obligado mover ficha. El aumento de la ecotasa se enmarca en la voluntad de querer menos turistas, que paguen más y que vengan todo el año.


Solo el tiempo dirá si esta medida repercute negativamente en nuestro balance turístico. Antes al conseller Barceló le quedan una pequeña travesía del desierto para volver a dar explicaciones y justificarse durante meses.

 

En la medida en que consiga apaciguar con prontitud y normalidad el panorama económico y político en este campo conquistará una victoria o una derrota, y por extensión todo el Govern. Suerte.

Ecotasa
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