jueves. 25.04.2024

Una reconciliación con el Palau

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El Palau de Congressos de Palma dio un paso adelante para reconciliarse con la sociedad después de una década de largas penurias. Meliá, gestor y responsable del éxito ahora de este gran centro de convenciones, puso toda la carne en el asador para conseguir atraer los focos de la sociedad mallorquina y también de los medios de comunicación con un acto de inauguración oficial repleto de simbolismos.



La presencia misma del Rey fue todo una declaración de intenciones pero también lo fue la presencia de la Orquesta Simfónica de Balears y los Blavets de Lluc y hasta la desfachatez humorística desgarradora de ‘El Casta’ que afortunadamente sigue sin tener pelos en la lengua y lanza verdades como puños.



Y es que el Palau quiere ser un reclamo, una gran puerta abierta al mundo pero también quiere tener identidad propia, calar entre los mallorquines.



El Palau, de la mano de Meliá, quiere reconciliarse con una sociedad que hasta ahora ha visto el edificio de reojo y sin demasiada simpatía por todo lo que ha simbolizado política y económicamente; sin olvidar el aspecto paisajístico. La estética interior del Palau hacia fuera, alimentándose de la luz y comulgando con el mar es indescriptible pero el 'skyline' del inicio del Paseo Marítimo, atrevido y rompedor, no ha sido asumido aún por muchos.



La puesta de largo de la infraestructura fue ante todo una gran operación de marketing social en Mallorca. Y es que si nosotros mismos, los que vivimos y trabajamos aquí, no nos creemos lo que puede representar el Palau mal andamos. Ya es hora de cambiar la perspectiva. Mucha gente de esta isla ya lo ha hecho pero aún queda mucho trabajo por hacer.



El simple y trabajado hecho de ir acogiendo convenciones, congresos, presentaciones y demás; es decir la normalidad exitosa de un gran palacio de congresos será la mejor muestra de este cambio. Necesitamos un turismo diferente, de calidad, respetuoso con el entorno, que valore la cultura, que aporte un valor añadido y que deje dinero en invierno.

Una reconciliación con el Palau