jueves. 25.04.2024

Palau de Congressos

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Finalmente, el Palau de Congressos de Palma ha sido inaugurado. Lástima que en el acto organizado por el concesionario (el patriarca del grupo Meliá) el Casta se olvidara de la verdadera historia de tan controvertida infraestructura. Una idea propuesta, ansiada y cogestionada por los hoteleros de la isla, de la mano de Jaume Matas y su gran afición a multiplicar los costes de cualquier proyecto público.

 

Una infraestructura que Matas colocó caprichosamente en la fachada marítima de la ciudad, y que dejará en las arcas públicas, a pesar del contrato de concesión con Escarrer (que no está ahí por hacernos ningún favor, sino para ganar dinero) un agujero de 40 millones de euros que pagaremos entre todas y todos de por vida. Otro más.

 

Todavía recuerdo la espantá de Barceló (el hotelero) con las obras a medio hacer, a quien se debería haber exigido en su día el cumplimiento del contrato, que asumiera sus responsabilidades. Por eso son inaceptables los paternalismos y las moralejas de algunos, como si nos hicieran un favor, con los miles de millones invertidos en otros países gracias a la riqueza acumulada aquí, en la cuna de tanto gran grupo empresarial.

 

Y mucho menos, lecciones de política fiscal, cuando la mayor parte de los beneficios de todos ellos no sólo no se invierten aquí -aunque se estén reformando hoteles, ¡sólo faltaría!-, sino que forman parte de entramados societarios y fondos de inversión en paraísos fiscales de esos que cualquier contribuyente "normal" dispone, vaya. Lo digo por la crítica de Escarrer a la subida del impuesto turístico, como ya lo fuera en su día la instauración del impuesto turístico en sí. Iba a ser poco menos que el apocalipsis que acabase con el turismo por siempre jamás. Algunos, parece que quisieran para su patria original el mismo trato que dan a los países del Tercer Mundo o las repúblicas bananeras.

 

Lo que aún no han entendido algunos es que la mala imagen social en su propia casa del principal lobby turístico aquí (y uno de los principales en el mundo) se la han cosechado ellos solitos, y algún día deberían reflexionar sobre ello pero sobre todo, trabajar por cambiarlo. Lo considero necesario, porque nos guste o no, son un actor más, imprescindible, si queremos avanzar en un cambio de modelo hacia la sostenibilidad y el bienestar, pero para ello debe ser mucho más que una simple industria extractiva.

 

Y un último apunte, imposible de encajar en el guión de un acto de inauguración conducido y tal vez diseñado por la ex-jefa de gabinete de Matas: no ha sido la "buena gestión de la derecha" la que ha hecho posible que se inaugure el Palau y tenga viabilidad, sino la de la izquierda. Eso sí que duele.

Palau de Congressos