viernes. 19.04.2024

Restaurante Nola, puro sabor de New Orleans

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El restaurante Nola es una excepción entre los cientos y cientos de restaurantes que hay en Mallorca. Es el único especializado en comida cajún y en comida criolla del Estado de Luisiana. Ir a Nola es hacer una breve visita a la ciudad de Nueva Orleans, es adentrarse en una cocina prácticamente desconocida en Mallorca. Es vivir un montón de sensaciones gastronómicas nuevas y sorprendentes. Es despertar el interés por conocer y degustar otros platos.

 

La flor de lis, símbolo identificativo de la ciudad de Nueva Orleans, y la música jazz, otro símbolo de la ciudad, te acompañan desde que entras en el restaurante. Nola es un viejo piano, una pared llena de fotografías de estrellas del jazz, una barra larga para coctelería, una cocina vista, un patio interior cerrado en invierno y unas pocas mesas en el comedor. Nola es una carta reducida, sorprendente, una radiografía de comida cajún y criolla de ese estado sureño.

 

La comida cajún proviene de los franceses que expulsados de Canadá se instalaron en Nueva Orleans, era una cocina sencilla, campesina, adaptada a los productos locales más básicos. Por el contrario la comida criolla proviene de la influencia de la cultura francesa, de la española, y también de la africana que adoptaron los aristócratas criollos en sus haciendas. Más rica, a semejanza de la influyente moda europea.

 

En la carta hay cinco entrantes clásicos. Entre ellos los famosos “tomates verdes fritos” o los míticos “cangrejos de concha blanda” (se pescan los cangrejos azules cuando cambian su concha, que está blanda y pueden comerse fritos y enteros o rebozados; ante la imposibilidad de conseguirlos aquí los sustituyen por cangrejos de mar).  El jefe de sala  nos recomienda los “mejillones Nola”. Son unos mejillones cocinados con salsa de vino blanco y jalapeños cajún servidos en una cazuelita de acero. El picante es un ingrediente que está presente en esta comida pero no en exceso. Se acompañan de pan de maíz suave, esponjoso y dulce para mojar dentro del sabroso caldo de los mejillones.

Tras los entrantes vienen los siete principales. De nuevo encontramos los platos más populares de Nueva Orleans. No faltan la Jambalaya, un plato picante típico cuya base es el arroz; el Gumbo, una especie de sopa estofado con una textura más sólida que líquida; o las típicas costillas sureñas a la barbacoa.

 

Gumbo de gambas tigre y cangrejos de río. Esta sopa estofado está compuesta de una salsa de mariscos algo espesa con predominio de pimiento y tomate y un puré o sémola de maíz molido. En este caso con un punto de queso y mantequilla. Gambas peladas y cangrejos de río. Un mar de sabores distintos.

 

Costillas Nola con salsa barbacoa casera y mazorca de maíz. No se necesita cuchillo para cortarlas, su carne se deshace en el tenedor. Así se imaginaba uno que sabían las auténticas costillas sureñas impregnadas de salsa barbacoa.

 

De postre otro clásico, “Foster bananas”. Plátanos flameados en ron y acompañados de helado de vainilla.

 

El restaurante Nola es un viaje de sensaciones. Sensaciones que encuentras en la comida, en la bebida (mucha coctelería típica de allá y desconocida acá) y en la música. Sensaciones que te conducen a través de una las cocinas más desconocidas en Europa. Y te permiten, aunque solo sea por un momento, pensar que estás cenando en alguno de los restaurantes de Bourbon Street, en pleno corazón del barrio francés de Nueva Orleans.

Restaurante Nola, puro sabor de New Orleans