jueves. 25.04.2024

¿Qué modelo comercial queremos para Mallorca?

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Mallorca es una isla privilegiada en la que muchos desearían vivir. En Mallorca tenemos un clima maravilloso, un paisaje extraordinario. Tenemos gastronomía, naturaleza, patrimonio. Lo tenemos todo. También tenemos presión demográfica, un territorio limitado, una economía sin diversificar y demasiado pendiente del turismo, tenemos infraestructuras saturadas y muchos, muchos, demasiados grandes centros comerciales.



Son lugares clónicos, idénticos, impersonales que nos llaman al consumo, que generan impacto medio ambiental, tráfico en las periferias, consumo energético desaforado. Pero por encima de todo, se vuelven en focos de atracción que pueden desertizar comercialmente nuestros barrios y pueblos.



Puede que suene apocalíptico e irreal pero este es el futuro al que podemos vernos abocados si no tomamos las medidas oportunas. El Consell hace unos días ha dado un primer paso valiente con la presentación de un plan director de equipamientos comerciales que señala el camino a pesar de que pueda resultar insuficiente y claramente mejorable.



No me cabe en la cabeza que se pueda permitir la ubicación en Inca y Manacor de grandes superficies de 30.000 o 20.000 metros cuadrados. Seria un auténtico suicidio para estas ciudades. Macroproyectos de este tipo abocarían al pequeño comercio a la práctica extinción en los respectivos centros urbanos. Hay que ser, pues, más valiente, más restrictivo, más exigente con los grandes operadores.



Espero y deseo que el Consell escuche todo lo que el pequeño comercio necesita que no es otra cosa que igualdad de condiciones. Y es que estos grandes monstruos comerciales ya han amenazado, a las primeras de cambio con llevar estas restricciones a los juzgados.



Ellos quieren plena libertad para hacer y deshacer a su antojo. No les importa el pequeño comercio, ni la vida en los barrios ni en los pueblos. Tampoco les importa demasiado el consumo territorial o el medio ambiente. Ellos van al beneficio neto, al euro puro y duro y esto sencillamente no lo puede consentir la administración pública que debe velar por el interés general y no por el de unos pocos.



La mejor muestra de que estamos empezando a hacer las cosas bien para proteger al pequeño comercio es que los grandes se molesten y se sientan heridos por no poder seguir con su modelo depredador.

¿Qué modelo comercial queremos para Mallorca?
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