viernes. 26.04.2024

Baleares puede sufrir en plena temporada turística un desabastecimiento de cloro, debido principalmente al cierre de la mitad de las fábricas en España, la reducción de la producción y el aumento de precio en origen del producto para el cliente final, principalmente hoteleros. 

 

Este es el panorama que vaticina el Clúster de la Industria Química de las Islas Baleares (CliQIB), a raíz de los últimos cambios en el sector que pueden suponer un fuerte varapalo al sector turístico balear.

 

La entrada en vigor de la normativa europea en materia medioambiental, provocó el cierre de las plantas de producción contaminantes el pasado 11 de diciembre de 2017, obligando a los fabricantes a sustituir la tecnología de producción basada en mercurio por la de membrana (menos contaminante y con menor consumo eléctrico) o a cesar la actividad.

 

Mientras en Europa las empresas han comenzado hace años la transformación al sistema de membrana, en España no se han hecho los deberes y algunas fábricas han preferido cerrar antes que invertir en una transformación de sus instalaciones, dejando así en el aire el suministro a zonas como Baleares perjudicando al turismo y a la industria química local seriamente. En las islas se estiman que existen unas 70.000 piscinas entre privadas y públicas, con la mayor densidad de piscinas por habitante del país.

 

Si hace un año había 10 fábricas, actualmente hay cinco de las cuales tres son las principales suministradoras de las islas por proximidad geográfica. Con el panorama actual, España pierde unas 400.000 toneladas anuales de capacidad productiva, lo que acarrearía una considerable problemática a los clientes de diversos productos derivados, ante la repentina pérdida del 55% de la potencia actual.

 

Este hecho ha motivado que la producción de cloro descienda considerablemente y por ende, se haya producido ya un aumento del 33% del precio del cloro hacia Baleares, donde la insularidad es otro hándicap importante por el coste del transporte específico que requiere.

 

El nuevo marco del sector prevé ahora variaciones del precio cada tres meses, es decir, que el próximo 1 de marzo se conocerá la nueva tasación del cloro. Hasta ahora había un precio fijado que permitía acuerdos cerrados por años, garantizando una estabilidad y suministro de producto, lo cual ahora es una incertidumbre preocupante por su incidencia en sectores claves como el turismo en las islas.

 

Traer el cloro del extranjero tampoco es solución, ya que el coste del transporte sería importante y podría afectar al precio final en incrementos hasta de un 60%, lo cual hace que sea una opción inviable. El hecho de la volatilidad del cloro y su necesaria rotación (no puede almacenarse mucho tiempo), confirman que no puede traerse desde Francia o Alemania, por ejemplo.

 

CliQIB  prevé dificultades para el suministro de cloro esta temporada a causa del cierre de las plantas, sin embargo, está en continuo contacto con los mayoristas y productores españoles para garantizar, al menos, las mismas toneladas de hipoclorito líquido que la temporada pasada.

 

Por otro lado, CliQIB  lleva años trabajando e investigando alternativas para el tratamiento de aguas de consumo público y soluciones para la higiene en turismo.  El cloro líquido es biocida más utilizado en Baleares por su relación calidad/precio, aunque con la nueva coyuntura puede que ya no resulte tan interesante. Por otro lado, los sistemas no basados en el cloro tienen unos costes de inversión y mantenimiento difícilmente asumibles en algunos casos. Por ello cada caso es único y merece un estudio singular para conseguir las medidas más eficaces.

 

La máxima prioridad para las empresas de CliQIB es garantizar el suministro de unos productos estratégicos para la salud pública de los ciudadanos de las islas y para la imagen turística de nuestra planta hotelera, así como ofrecer alternativas en el caso que las circunstancias empeoren.

 

En este sentido, encontramos el proyecto Binder del clúster, que barajó la posibilidad de construir de una planta propia para garantizar el suministro de cloro y evitar la dependencia del transporte, favoreciendo la estabilidad del precio de la materia prima. La ejecución del proyecto requería una inversión entre 7 y 9 millones de euros, cantidad que además del apoyo institucional requería un fuerte inversor, una gran empresa internacional, ya que las pymes del clúster no pueden acometer este tipo de proyectos.

 

En Canarias un grupo empresarial local, asociado a un inversor europeo, han realizado una planta de dimensión similar a la que necesitaría Baleares. Biomca Canarias es una planta modélica, sin ninguna contaminación ambiental ubicada en el Puerto de Tenerife. El hecho de disponer de una temporada con demanda más estable, sin los picos de Baleares, además del mercado africano  y la bonificación de los costes del transporte inter-islas, ha permitido que sea una realidad que autoabastece al archipiélago canario.

Las piscinas de Baleares se quedan sin cloro