viernes. 19.04.2024

Comercio desprotegido

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Soy asiduo seguidor de la actualidad a través de los diferentes medios de comunicación y en especial de las noticias de cariz empresarial y económico. En los últimos días dos hechos me han llamado especialmente la atención y me han llevado a reflexionar sobre la causa por la cual el comercio y más en concreto el pequeño comercio no consigue medidas legales proteccionistas como si ocurre en otros sectores.


Vayamos por partes. Por un lado una gran empresa hotelera como Meliá está acabando un proyecto emblemático de hotel en la zona de Magaluf que incluye una zona comercial de 5.000 metros cuadrados con aparcamiento subterraneo como si fuera un mini Porto Pi, para que nos entendamos. Además, los establecimientos comerciales serán todos, todos de franquicias nacionales o internacionales.

 

No quiero para nada poner en duda la labor de Meliá en una zona tan sensible turísticamente y más después de haber invertido 200 millones. Lo que si cuestiono es el entorno legal que permite a una hotelera diseñar un proyecto turístico en el que un centro comercial se lleva casi todo el protagonismo. Más aún cuando no hablamos de pequeño comercio local con un producto diferenciado y de aquí. Supongo que era más rentable hacer una fotocopia de otros centros comerciales.


Voy a poner otro ejemplo absolutamente opuesto. El de la guerra de los taxistas con Uber y servicios similares. Parece que se va a poner coto a una supuesta liberalización para no cargarse al sector concreto de los taxistas. Me parece lógico y normal que se intervenga y se marquen unas reglas del juego nuevas si la realidad ha cambiado pero unas reglas que permitan sobrevivir a todo el mundo.


Bien, no puedo puede entender el porqué un sector como el comercio no puede regularse de forma racional para garantizar la pervivencia de todos los establecimientos, grandes o pequeños. No puedo entender por que tiene que prevalecer el criterio europeo del ultraliberalismo y la inexistencia de límites por el hecho de que, supuestamente, se atenta contra la libre competencia.


En este mismo sentido el pequeño comercio debería tener el título de servicio de interés general para que se lo protegiera igual que a los taxis. Que nadie dude que el pequeño comercio si es un servicio público. Y es que no se trata solo de vender sino de generar espíritu de barrio, de pueblo o de ciudad. Se trata de crear ambiente y dinamismo social. Se trata de colaborar para llenar las calles, de crear comunidad.


Las administraciones y nuestros políticos deberían acabar con estas discriminaciones incoherentes que nadie entiende y apostar pero de verdad por los sectores que son de verdad estratégicos en la economía como el comercio; por la riqueza colectiva, por el empleo y por el beneficio social que genera

Comercio desprotegido
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