viernes. 29.03.2024

Uno de cada cuatro españoles españoles reconoce ser adicto al móvil, es decir, más de 7,6 millones de españoles de entre 18 y 65 años, y, además el 80% lo usa de manera continua entre 2,5 y 4 horas diarias, según ha indicado el estudio realizado por el comparador de servicios rastreator.

 

La escuela de negocios internacional, IMF Business School ha advertido sobre la necesidad de pasar períodos de desconexión digital que nos eviten padecer “la enfermedad del siglo XXI”: el estrés tecnológico.

 

La llegada de la tecnología ha transformado algunas prácticas de nuestra vida cotidiana como, por ejemplo, buscar el significado de una palabra en un diccionario o localizar una dirección en un mapa, son ya actividades que parecen haberse convertido en un recuerdo del pasado.

 

Asimismo, términos que no existían hasta hace relativamente poco han surgido a medida que las nuevas tecnologías se han ido incorporando en nuestro día a día y, así, han aparecido las expresiones como “enviar un whatsapp” o “publicar un tuit“, al igual que la “nomofobia“, miedo a salir de casa sin el móvil, o el “phubbing“, que consiste en prestar más atención al móvil que a las personas.

 

Por ello, el Instituto Madrileño de Formación (IMF) ha propuesto varios consejos para hacer un “détox digital“, es decir, lo que antes hubiéramos llamado “desintoxicación digital” y que, además, servirá para aprender a gestionar una situación si no tenemos ese satélite que nos envía la señal al móvil.

 

El presidente del IMF, Carlos Martínez, ha destacado la importancia no solo de conocer y dominar el uso de las tecnologías sino también de ser capaz de manejarnos sin ellas.

 

En consecuencia, Martínez, ha aconsejado la construcción de una relación más saludable entre el uso y consumo de las nuevas tecnologías “sin que nos afecten o provoquen dependencia o estrés”.

 

Volver a la alarma de un reloj analógico, evitará que la pantalla del móvil sea lo primero y lo último que veamos cada día, un hábito que incrementa las posibilidades de sufrir insomnio. Desde el IMF proponen dejar el “smartphone” en un lugar que nos obligue a levantarnos para poder cogerlo.

 

El modo vibración, la luz o las ventanas emergentes de las notificaciones provocan que consultemos en mayor medida el teléfono, de modo que desactivarlos ayudará a echar menos la mano al móvil.

 

Para aquellos que por cuestiones de trabajo deban mantenerlo conectado, la escuela de negocios recomienda activar solo aquellas aplicaciones indispensables para cumplir con las obligaciones laborales.

 

En la eterna búsqueda por conseguir un gran número de “me gustas”, fotografiar la comida se ha convertido en una práctica muy habitual lo que ha dado lugar a restaurantes que prohíben el uso del móvil y promueven el “slow food” o comida con atención, es decir, sin prisas y valorando la calidad.

 

Alejar el móvil y disfrutar de la comida y la compañía nos ayudará a reducir el famoso estrés tecnológico.

 

No, no es una sugerencia para que tires el móvil, sino a las decenas de aplicaciones instaladas y que no se les da uso pero, aun así, despiertan la curiosidad de mirar el teléfono al ver o escuchar que nos ha llegado algo.

 

Es posible que parezca misión imposible y, sobre todo al principio, que nos invada la tentación de mirar continuamente nuestro teléfono, pero con el tiempo comprobaremos como nos olvidamos de un dispositivo que se habrá convertido más prescindible de lo que imaginábamos.

Consejos para reducir la dependencia del móvil