jueves. 25.04.2024

 

Corrían los locos años 20 cuando Walt Disney comenzó su andadura en el campo de la animación. Junto a Ubbe Iwerks, y tras varios fracasos empresariales, Disney creó a uno de los personajes más icónicos en el mundo del cine: Mickey Mouse. El éxito del dibujante comenzó a dispararse y su estudio pronto pasó a materializarse en la gallina de los huevos de oro. Películas, series de dibujos animados, acuerdos con estrellas de la literatura para llevar sus obras a la gran pantalla y hasta varios parques temáticos que rinden homenaje a todas sus creaciones convirtieron a Walt Disney en uno de los hombres más influyentes (y ricos) del mundo. En 1966 el animador, guionista, director, actor y un largo etcétera fallecía a causa de un cáncer de pulmón, pero eso no significó el fin de su imperio. En la actualidad, la compañía que el californiano fundó en 1923, The Walt Disney Company, es la empresa de medios de comunicación y entretenimiento más grande del mundo. 

 

A lo largo de todos estos años la casa del ratón más famoso del planeta ha sabido reinventarse y ofrecer a su público algo más que dibujos animados. En diciembre de 2017 la compañía mostró su intención de hacerse con parte de los productos de 21st Century Fox y en julio de este mismo año se materializó esa compra por más de 70.000 millones de dólares. Pero lejos de contentarse tras esta fusión llamada a hacer historia en el mundo empresarial, The Walt Disney Company continúa su senda del cambio y ha dejado, por el momento, su estrategia de absorber a otros conglomerados empresariales para apostar por la producción propia con el lanzamiento de una plataforma de streaming. 

 

En las últimas décadas, la evolución de las nuevas tecnologías ha terminado por cambiar nuestros hábitos de ocio. Lejos quedan los recreativos que acogían a cientos de chavales ansiosos por probar los videojuegos estrella de los 80 o los videoclubs a los que todos hemos peregrinado algún viernes en busca de una buena comedia para pasar el fin de semana. Ahora todos esos espacios en los que varias generaciones invertimos un gran número de horas de nuestra vida caben en un dispositivo móvil. Los smartphones nos permiten llamar, recibir o enviar correos y conectarnos a la red para disfrutar de contenido audiovisual. Esto significa que el usuario ya no consume este contenido en un único lugar y momento, sino que lo hace desde cualquier sitio del mundo a cualquier hora. Para dar respuesta a esta nueva necesidad comercial surgieron las plataformas de streaming o vídeo bajo demanda. 

 

En nuestro país esta oferta existe desde hace varios años a través de varios operadores, pero no ha sido hasta la popularización de Netflix cuando los españoles se han declarado como usuarios totalmente fieles de este tipo de consumo audiovisual. La plataforma liderada por Red Hastings llegó a España en octubre de 2015 y en estos casi tres años que lleva operativa su número de suscriptores no ha dejado de crecer. Por aquel entonces tan solo Filmin, Vodafone y Yomvi (Movistar+) ofertaban servicios similares (dentro de paquetes de servicios más amplios), pero el extenso catálogo de Netflix y unas tarifas que no superaban los 15 euros hicieron que la balanza se decantase hacia la compañía californiana. Un año después del desembarco de Netflix, los españoles nos convertimos en ser los primeros europeos en disfrutar de la plataforma de streaming de HBO, y en 2017 a estos dos gigantes del audiovisual se les unió Prime Video, la propuesta de Amazon para sus usuarios Prime. Con todo, y a pesar de que éstas dos últimas también presentan unas tarifas asequibles para la gran mayoría de los bolsillos, Netflix sigue siendo la reina del sector con más de un millón de hogares que cuentan con su servicio. 

 

Ahora Disney pretende sumarse al éxito de estas plataformas lanzando la suya propia. La pregunta, llegados a este punto, parece evidente: ¿cómo se verán afectadas las plataformas de streaming ya consolidadas ante la incorporación de un nuevo jugador a la partida? Por lo pronto parece que el nuevo proyecto de Disney no será un gran rival para Netflix, HBO o Prime Video. El director ejecutivo de la compañía, Bob Iger, ha anunciado que su plataforma, que previsiblemente verá la luz en 2019, contará con un catálogo mucho más reducido que el de sus competidores, pues su filosofía es la de primar la calidad frente la cantidad. Esta decisión suena un tanto arriesgada si tenemos en cuenta que los usuarios de este tipo de productos lo que buscan es una gran variedad de contenidos entre los que poder escoger. Por otra parte, Disney lanzará su nuevo servicio en Estados Unidos, por lo que tampoco podrá hacer frente a las plataformas más consolidadas que están presentes en varios países. Eso sí, entre los planes de futuro de la compañía está el de ofertar su nuevo producto en el mercado internacional en el caso de que en EE.UU. funcione bien.

 

Por si estos motivos no fueran suficientes para que en Netflix, HBO o Prime Video respiren tranquilos, recientemente se ha conocido que Disney no podrá incluir en su plataforma de streaming los productos de dos de sus franquicias más potentes: Star Wars y Marvel. Curiosamente la compañía no cuenta con los derechos de emisión de estas películas, sino que están en manos de terceros. Es más, la plataforma tampoco podrá incluir en su catálogo algunos de sus títulos de animación más populares, como Vaiana o Coco, puesto que tampoco cuenta con los derechos para ello. Y yendo un paso más allá, Netflix y HBO cuentan en sus catálogos con producciones de Disney que la compañía del ratón tampoco podrá incorporar a su plataforma porque, de nuevo, carece de los derechos de emisión, en manos en este caso de sus rivales directos. 

 

Habrá que esperar hasta 2019 para comprobar finalmente el impacto de la nueva aventura empresarial de Disney, aunque todo parece indicar que no conseguirá derrocar a los grandes del streaming.

Disney, ¿el nuevo enemigo de Netflix, HBO y Prime?