viernes. 19.04.2024

Japón entra en los tipos negativos

Tras varias sesiones con el S&P de nuevo oscilando alrededor de los 1.880 puntos, en los que algunos sitúan el nivel técnico de soporte clave, cuya ruptura a la baja provocaría mayores caídas, el viernes el Banco de Japón consiguió sacar a las Bolsas de su letargo, impulsándolas con fuerza, algo que no habían conseguido ni el BCE la semana anterior ni la Fed en su reunión del miércoles.

 

No es de extrañar que haya sido el Gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, quien haya tenido que venir, esta vez, al rescate de las Bolsas, ya que fue precisamente Kuroda el que hace siete meses, en junio, descubría en Sintra (Portugal) la secreta inspiración de su política monetaria en la idea de Peter Pan, según la cual lo único necesario para poder volar es estar convencido de que puedes hacerlo. Si tu convicción es fuerte, decía Peter Pan, al final vuelas. Por tanto, decía Kuroda, es fundamental convencer a los agentes económicos de que los objetivos de los Bancos Centrales se van a conseguir, inspirándoles la mayor confianza, y así se conseguirán.

 

La decisión del pasado viernes del Banco de Japón de bajar, por sorpresa, el tipo de remuneración de los depósitos de los Bancos desde el +0,1% al -0,1% va sin duda en esa línea de demostrar un pleno "commitment" con la reactivación económica y con la subida de la inflación. Un mensaje que, con otras palabras, ya había lanzado la semana pasada Mario Draghi al decir que los instrumentos del BCE no tienen límites. Kuroda ha pasado de las palabras a los hechos y ha hecho entrar a Japón en el "club de los tipos nominales negativos", ya generalizados en Europa.

 

La respuesta de las Bolsas globales ha sido inmediata y el viernes cerraron la semana con un "rally" notable que ha permitido una segunda parte de enero con dos semanas seguidas de ganancias. Tras algunos momentos de indecisión en las sesiones del miércoles y del jueves, al final el S&P cerró el viernes holgadamente por encima de los 1.900 puntos, con una ganancia semanal del 1,7%, logrando así pasar de una semana que en algunos momentos amenazaba desplome, a la expectativa de una "remontada" bursátil que haga olvidar las pérdidas de enero.

 

El Dow Jones subió un 2,3% en la semana, el Nikkei un 3,3% y el MSCI Emerging Markets en dólares un 4,5%. Las Bolsas de la zona euro han tenido subidas más suaves, con el Eurostoxx arriba un 0,7% en la semana y el Dax un 0,3%. Lo mismo el Nasdaq, que solo ha subido un 0,5%, muy afectado por algunos valores como Apple o Amazon. La peor Bolsa ha sido la de Shanghai, que ha recortado más de un 6% en la semana, sin que las inyecciones de liquidez del People's Bank of China logren frenar su caída.

 

Con esta excepción de la Bolsa de Shanghai, el impacto positivo de la medida del Banco de Japón es obvio, y contrasta, como decíamos, con la fría recepción que dieron los mercados al comunicado del pasado miércoles de la Fed tras su primera reunión del 2016. Un comunicado confuso, en el que la Fed, pese a mostrar preocupación por el rumbo de la economía global, no dejaba claro si va a seguir subiendo los tipos o no, cuando lo que los mercados querían oír es que no subirá tipos. La decepción con la Fed enfrió tanto a las Bolsas (el Dow cayó más de doscientos puntos ese día) que incluso obviaron el giro al alza del petróleo el miércoles por la tarde.

 

Nada que ver con el "efecto Kuroda" del viernes, que ayudado por un buen dato de confianza del consumidor americano, pero no por el tibio dato de crecimiento del PIB americano en el cuarto trimestre (EEUU creció un modesto 0,7% en el cuarto trimestre) sirvió para animar a unos inversores deseosos de volver a los viejos hábitos del 2015, que prefirieron mirar al Banco de Japón y olvidarse del crecimiento económico.

 

Es paradójico que las Bolsas celebren con esta euforia la decisión del BoJ, ya que de facto lo que ha hecho Japón es dar un paso más en la guerra de divisas, que, como recordaba la semana pasada en Davos, el gran economista y actual Gobernador del Banco Central de India, Raghuram Rajan, es la derivada más inquietante de las políticas monetarias no convencionales. Probablemente el movimiento de Japón del viernes es una respuesta a la devaluación del yuan, que a la vez era una respuesta de China a las previas devaluaciones del yen y del euro en 2013 y 2015 respectivamente. Japón no se puede cruzar de brazos mientas el yuan se desliza a la baja, y desde este punto de vista es inquietante pensar que el Banco de Japón y el People's Bank of China puedan enzarzarse en una pelea para ver quién devalúa más. Inquietante pero no impensable.

 

Es también curioso que los mensajes de los banqueros centrales sigan generando expectativas de crecimiento económico cuando ya hay tantos síntomas de que su modelo no ha funcionado como se esperaba y de que su impacto en la economía real es cada vez menor.

 

El movimiento del pasado jueves del BoJ nos suscita el mismo comentario que la semana anterior nos suscitaban los comentarios de Mario Draghi sobre la supuesta "omnipotencia" del BCE. Lo quieran o no, lo sepan o no, los Bancos Centrales tienen límites en su actuación, lamentablemente para todos. Ojalá pudiesen hacer volar a la economía, como volaba Peter Pan, ojalá esas inyecciones de liquidez y esos tipos cero de verdad generasen una velocidad de escape en la economía. Pero todo indica que por desgracia no es así.

 

La primera semana de febrero va a estar llena de datos económicos y empresariales. En EEUU, tenemos el ISM de manufacturas y servicios y, sobre todo, el informe de empleo de enero, que se publica el viernes. Hay, además, varias comparecencias de banqueros centrales. El vicepresidente de la Fed, Stanley Fisher, habla el lunes y ese mismo día interviene Mario Draghi ante el Parlamento europeo. El miércoles, es Kuroda quien habla. Previsiblemente esas intervenciones servirán para reforzar el mensaje de que los Bancos centrales cuentan aún con mucha munición y que la van a utilizar, y lo normal es que los mercados reaccionen bien a ese mensaje, sin ir más allá en el análisis.

 

En el plano de los resultados empresariales hay grandes nombres que darán sus cifras del cuarto trimestre, como Alphabet (Google), Exxon, BP, Royal Dutch Shell, UBS, Credit Suisse, BNP, AstraZeneca, Toyota y General Motors, entre otros.

 

Impulsadas por el "síndrome de Peter Pan" y bajo la convicción de que el viejo modelo sigue funcionando, lo normal es que las Bolsas inicien febrero con buen tono, y sigan recuperándose de unas pérdidas arrastradas desde principio del año, que a cierre de enero eran, pese a las subidas del viernes, superiores al 5% en la mayor parte de las Bolsas. Es probable que queden posiciones cortas que deben aún deshacerse, y lo harán bajo la idea de no luchar contra los Bancos Centrales (don't fight the Fed).

 

Pero seguimos pensando que el terreno sobre el que se asienta esta "remontada" no es un terreno sólido. Hay que seguir muy atentamente al S&P como índice líder a nivel global, y es importante ver si tiene fuerza para romper la primera resistencia en torno a los 1.950 puntos y, si lo hace, hay que ver si puede o no superar de nuevo los dos mil puntos.

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