martes. 23.04.2024

Pactos políticos sin votos y sin política: de tebeo

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A pesar de la hiriente hemeroteca, a mí no me ha sorprendido el pacto entre PSOE y Ciudadanos, anunciado a bombo y platillo por sus protagonistas, Pedro Sánchez y Albert Rivera, rebautizados por el profesor Cotarelo como los nuevos Roberto Alcázar y Pedrín de la política española.

 

Porque en el fondo de eso va la historia: de personajes "guais", como de tebeo, para apuntalar el régimen. De pactos sin votos para hacer presidente a nadie, ni mayorías suficientes para sacar adelante política alguna, por eclécticas que estas fueran.

 

El punto al que hemos llegado se explica en mi opinión por diversos factores. El primero, la inercia de las campañas electorales en los que los diferentes líderes políticos parece que siguen sumidos. Han pasado más de dos meses desde las elecciones y ha sido sólo en los últimos días, cuando se están agotando los plazos para la investidura, que hemos empezado a ver alguna imagen de alguna reunión negociando algún programa.

 

Hasta ahora, grandes declaraciones y cruces de declaraciones e intenciones en ruedas de prensa y pseudodebates televisivos. Nunca he visto a nadie, con esta curiosa metodología, ponerse de acuerdo en nada.

 

El segundo, el PSOE se halla atrapado entre su alma izquierda y una concepción del partido como estructura de poder por el poder, con los "barones" como ente de autoridad con capacidad para invalidar una "consulta" a la militancia sobre lo que hay que hacer orientada a que las bases no decidan nada que pueda entorpecer la gran operación que tienen entre manos.

 

Sánchez está jugando con fuego, y eso que había ganado puntos cuando parecía que había tomado la iniciativa y que estaba liderando algo.

 

Tercero, un "pacto" así sólo es posible a partir del arrinconamiento de las ideologías o si me permiten, del proyecto de sociedad que cada uno, legítimamente, defiende.

 

El texto del acuerdo entre Sánchez y Rivera está repleto de lugares comunes que recuerdan demasiado a aquel "ni de derechas ni de izquierdas" que también defendieron quienes ahora lo cuestionan desde la izquierda, porque no es un "pacto de izquierdas".

 

Cuando la política se reduce a eslóganes y consignas mediáticas con el objetivo de sumar a mucha gente, y los debates sociales y parlamentarios son sustituídos por ruedos en platós de televisión con el mismo formato que "Sálvame Deluxe", el resultado son pactos y políticas eclécticos, como el de nuestros héroes de comic.

 

Y finalmente, lo más importante: lo que está en juego. Y aquí vuelvo a lo que no me he cansado de defender en estas semanas: la necesidad de un gobierno de izquierdas, de establecer un cordón sanitario con un PP acorralado por la corrupción que no debería tener en este momento ninguna opción de gobernar, de restablecer unos servicios y unas políticas públicas dignos, de hacer política pensando en la mayoría y empezando por quien peor está sufriendo los efectos de la crisis y de la mala política.

 

No es la incertidumbre lo que hace bajar el IBEX35 o subir la prima de riesgo, sino el miedo de las oligarquías a que todo cambie.

 

De ahí que el pressing de estas semanas haya sido duro: porque se decide nada menos que democracia o "mercados".

 

De ahí que quienes creemos firmemente en la democracia y la necesidad de cambio sigamos pensando que después de constatar que con pactos de tebeo no se construyen mayorías, confiemos en que las izquierdas aparquen su arrogancia y sus inercias, y se pongan de acuerdo antes de mayo.

 

PD: Que el debate de investidura se haya trasladado al 1 de marzo, Día de les Illes Balears, dice mucho del escaso peso de nuestros representantes en las Cortes generales. Seguimos siendo una triste provincia.

Pactos políticos sin votos y sin política: de tebeo
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