viernes. 29.03.2024

Las 'Kellys': la base de la industria turística balear

Los dueños y señores del turismo balear y de la industria hotelera son hombres, oligarcas de apellidos-marca por todos conocidos. Però la base de nuestra industria hotelera, aquí y en todo el mundo, son mujeres: las que limpian los hoteles. Bien está recordarlo ahora que se acerca el 8 de marzo, día de la mujer trabajadora, y hablamos de un colectivo de miles de féminas sólo en nuestra comunidad, históricamente invisibilizado por el relato oficial del negocio del turismo.


Pero ¿a que nadie se imagina esta potencia mundial del turismo que somos sin esas mujeres anónimas que limpian y acondicionan las habitaciones de «nuestros» hoteles, ya sean de tres estrellas como de gran lujo? Hace sólo un par de años Ernest Cañada y el grupo AlbaSud, especializados en investigación sobre el papel del turismo en los procesos de desarrollo, empezaron a dar voz a un colectivo que ha comenzado a autoorganizarse, y que se autodenomina así, sin más: «las Kellys», las que limpian los hoteles.


Ellas, que podrían ser nuestras hijas, compañeras, madres o incluso abuelas, sufren las consecuencias de una precariedad favorecida por la desregulación normativa y otras amenazas en el horizonte como la llamada 'externalización de servicios' en la hostelería, que no es otra cosa que la sustitución de las plantillas habituales de los hoteles por servicios subcontratados con empresas de trabajo temporal muchas veces ligadas a las mismas grandes cadenas que externalizan servicios como la recepción, el mantenimiento, o la limpieza de las habitaciones.

 

Los testimonios de «las Kellys» son testimonios de cargas de trabajo insoportable, de pérdida de derechos y de dolor, de dolor diagnosticado y que el miedo que va de la mano de la precariedad esquiva con medicación, pero no con el descanso necesario ni con un reparto de la carga de trabajo entre más trabajadoras. Sólo los grupos de trabajadoras organizados en sindicatos, cosa cada vez más difícil en los últimos tiempos, defienden e intentan mantener desde la trinchera derechos que ha costado décadas conseguir, y ese es otro debate necesario: ¿hablaremos algún día, después de estos 40 años de presunta democracia, de las grandes compañías turísticas de nuestras islas (¡y fuera de ellas!) en las que en la práctica está prohibida y perseguida la labor sindical, la representación de la gente trabajadora? En Lloret de Mar, sin ir más lejos, Toñi Barrera, una de las camareras de piso que ofreció su testimonio para ilustrar las condiciones de trabajo de 'Las Kellys', fue sancionada hace unos meses por su empresa hotelera.

 

Sólo seremos una sociedad más justa cuando haya igualdad real, y eso pasa por hacer visibles y reconocer el trabajo de quienes han sido invisibilizadas a pesar de haber aportado tanto a lo que somos. Por eso la lucha contra la explotación laboral emprendida desde el Govern balear, la propuesta de medalla al mérito turístico para Dolores y Soldedad, y el acuerdo aprobado estos días en el Parlament para ligar las categorías de los hoteles a ratios de personal suficiente. Va por vosotras, la base de la industria turística balear. Con cariño y admiración: ¡gracias, Kellys!

Las 'Kellys': la base de la industria turística balear