Las Islas Baleares serían la cuarta economía regional de la Unión Europea más especializada en comercio, hosteleria y transporte.
Así lo ponen de manifiesto los datos expuestos por la Fundación Impulsa que pone sobre la mesa que el peso relativo que estos sectores asumen en la estructura productiva balear es del 36,2%. Esto supone prácticamente duplicar la media europea que se situa en el 18,8%. A su vez mantiene, así, un índice de especialización que supera la unidad en exceso (1,92).
Este hecho asimila la marcada orientación productiva de las islas con regiones mediterráneas de Grecia (como Egeo meridional, Islas Jónicas o Creta), Italia (como Sicilia, Liguria o Campania), Portugal (como Algarve) y otras comunidades españolas (como Canarias y Andalucía).
Intrarregionalmente, los mayores índices de especialización en alojamiento y restauración del archipiélago corresponden a Formentera (1,96), Ibiza (1,43) y buena parte de los municipios costeros de Mallorca (Son Servera, 3,12; Alcúdia, 2,64; Santa Margalida, 2,58).
Al mismo tiempo, Menorca presenta los índices de especialización más elevados en la provisión de bienes agrícolas (1,76) e industriales (1,21), cuestión esta última que comparte con los municipios del interior de Mallorca (Lloseta, 6,15; Binissalem, 4,88; Petra, 4,80).
La estructura productiva balear se centra, mayoritariamente, en la generación de servicios que se sitúan en una fase de avanzada madurez de su ciclo de vida, como el alojamiento (11,3%), el comercio (10,5%), la restauración (7,5%) y el transporte terrestre (2,8%).
Dichos servicios, junto con otros servicios no exportables –como los inmobiliarios (16,8%) y financieros (2,9%)– o de carácter predominantemente de no-mercado –como los sanitarios (6,7%), educativos (3,3%) o de la administración pública (3,3%)– sustentan dos terceras partes del valor añadido generado en Balears (66,7%).
Por otra parte, la presencia industrial en la estructura productiva de las islas (6,6%) se basa en la elaboración de bienes de intensidad tecnológica baja, los cuales representan casi una cuarta parte del valor añadido generado por la planta manufacturera balear (23,4%).
