viernes. 29.03.2024

26J: elecciones inciertas, mismos retos

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En unas semanas volvemos a estar de elecciones, tras el fracaso de los grandes partidos que en estos meses han desperdiciado demasiado tiempo en la "lucha" en los platós de televisión en detrimento de un diálogo que debería ser el sustento de cualquier decisión política. Y sobre todo, lo que más sorprende ha sido la indecisión del PSOE, que en lugar de aprovechar el aislamiento (ganado a pulso) del PP, que en lugar de intentar constituir un gobierno progresista con el apoyo de las fuerzas soberanistas de Catalunya y Euskadi, se blindó con Ciudadanos, que representa claramente la nueva derecha española regeneracionista.


Los dos elementos clave de la ruptura necesaria, esto es: replantear el contrato social (con una reforma constitucional que blinde los derechos sociales y los servicios públicos) y la cuestión territorial (que pasa sí o sí por el reconocimiento del derecho a decidir) han sido la clave del porqué no se ha llegado a acuerdos. Y lamentablemente, todo parece indicar que el escenario no cambiará demasiado tras el 26J, y que volverán a ser los elementos clave de todo pacto político. O por lo menos, de todo pacto político que realmente quiera abordar los problemas reales, de fondo, con seriedad y un mínimo de valentía.


El único elemento nuevo en esta especie de segunda vuelta de las elecciones estatales lo aporta la confluencia de Podemos con Izquierda Unida a nivel de Estado, y en nuestras islas la suma de la izquierda alternativa, soberanista y ecologista que representa MÉS, denominada "Units Podem MÉS". Los votos que por separado obtuvieron cada una de estas fuerzas el pasado 20D superan a los del PP, y está por ver hasta qué punto podrá ser una opción claramente ganadora en los días uqe quedan hasta el 26J.


Lo más inquietante es lo que pueda pasar con el PSOE, que probablemente tenga que elegir entre un gobierno de izquierdas en el que probablemente ya no sean fuerza mayoritaria, o un gobierno de concentración "a la alemana". Si elige la primera opción, se deberán abordar reformas profundas, a nivel económico, social y territorial, y enviar un mensaje claro a Europa de que urge replantear las reglas del juego del proyecto europeo: no queremos muertos en el camino. Si elige la segunda opción, es más que probable un intento de contrarreforma neoliberal y neocentralista y una subordinación aún mayor a los intereses de la troika, un paso atrás en el que además, los socialdemócratas estarán en una posición de debilidad junto al PP, pero sobre todo pueden iniciar una deriva hacia la "pasokización", hacia lo que les ha pasado a los socialistas griegos, de hacerse cada vez más pequeños y menos útiles.


Porque de eso van la política y los partidos, hasta que se invente otra cosa para representar la voluntad ciudadana: de ser útiles a la gente, y de incidir al máximo con los votos que tienes. Esta es la opción que ha tomado MÉS, la de estar ahí a pesar de las contradicciones, al lado de otras fuerzas de izquierda que defienden cosas muy parecidas, sobre todo en relación a las dos vías de ruptura abiertas en el Estado español, y obviamente en lo que respecta a nuestras Illes. Parte de estas reformas pasa por reconocer (y compensar) de una vez por todas los sobrecostes de nuestra condición insular, y por conseguir un modelo de financiación que nos garantice unos servicios públicos que no nos condenen a ser ciudadanos de cuarta categoría del Estado.


Esto es lo que nos jugamos el 26J, aquí y en España, que no es poco. Por eso tanta campaña del miedo y tanta Venezuela ("a ver si cuela"), cuando la mayoría de la gente sabe que lo que no se aguanta es seguir como estamos, no que venga algo nuevo: el miedo lo tienen quienes siempre han estado en el poder. Por eso, procuraremos no perder la sonrisa.

 

26J: elecciones inciertas, mismos retos