jueves. 25.04.2024

Sequía de ideas

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Si bien es cierto que Mallorca atraviesa una de las peores sequías de los últimos diez años con unas reservas hídricas que apenas alcanzan la mitad de la capacidad total, el vincularlo directamente con la llegada de turistas a la isla es como culpar a las columnas de los aparcamientos por moverse y golpear nuestros coches.

 

¡No nos hagamos trampas jugando al solitario! No hay agua porque no ha llovido (lo suficiente) y porque la planificación deja bastante que desear. Habitualmente hay escasez de lluvias. ¿No hemos aprendido nada todavía?

 

Aún así, el pueblo llano puede sacar pecho. Somos una de las ciudades que más esfuerzos ha hecho en reducir el consumo medio de agua por habitante, con una cifra de 119 litros por persona y día, frente a la media nacional que se sitúa en los 130 litros por persona y día. Aunque, todavía nos queda un pequeño “sprint” más, hasta llegar a los 100 litros que recomienda la Organización Mundial de la Salud. “Poc a poc”, dicen aquí.

 

Con todo esto, ahora viene el Molt Honorable alcalde de Palma y decide subir las tarifas del agua a (todos) los ciudadanos. ¡Que no les engañen! Si usted se sitúa en la media palmesana, va a pagar más. Y que sepa que ya vive en la cuarta ciudad con las tarifas de agua más caras de toda España.

 

Pero no pasa nada. Aquí se le suben los precios a todos los ciudadanos para que entre todos, paguemos las fiestas del gobierno. Endeudan la empresa y le pasan la factura a los palmesanos. Y, ¿saben cuántas medidas para el consumo responsable se ha propuesto llevar a cabo la administración pública? Ninguna. ¿Se hacen una idea del consumo medio del Institut Municipal d’Esports, con sus piscinas, duchas y demás? ¿o la Funeraria? ¿o el área de Parques y Jardines? Pues póngale algunos ceros de más al consumo medio de un vecino de Palma. Y no se olvide, que también lo paga usted. 

 

Ahí quería llegar. La sequía que atraviesa esta isla ha sido tan grande y contagiosa que ha llegado hasta las cabezas pensantes (en teoría) que deberían gestionar los recursos públicos de este Ayuntamiento. Ni medidas de ahorro, ni planificación alguna, ni propuestas de sensibilización, ni talleres educativos, ni ninguna idea de cómo solucionar el problema de los contadores únicos en más del 70% de edificios de Palma; solo subir el precio del agua al ciudadano de a pié.

 

Y en la línea de la sequía municipal de ideas, las regionales parecen seguir el mismo (inexistente) cauce. Más gasto público, menos servicios. Más requisitos lingüísticos para entrar en la administración, menos formación necesaria. Más altos cargos (amigos, primos y vecinos), menos ‘pasta’ para el pueblo. ¿Sigo?

 

Señores, por más que subamos los precios del agua, no va a llover más. Y por más que llueva en esta comunidad, la planificación ante sequías seguirá mal gestionada. Por tanto, por más que la gente pague más impuestos, todo depende de una buena gestión y previsión. Y siento deciros que ¡estamos apañados! 

Sequía de ideas
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