Sólo había pasado un día desde aquel comité federal fatídico, el primero tras el golpe de estado a Sánchez. Capitaneado por decenas de mujeres y sobre todo hombres grises, provenientes en su mayoría del sur y de la Castilla profunda, aquel PSOE se deshizo también de sus militantes.
Empezaba a refrescar en Madrid, y las 94.000 firmas presentadas por el alcalde de Jun eran perfectas para la caldera, pensaron los de la gestora. A principios de semana, el forense Fernández-Vara ya había advertido que aquello de consultar a la gente no formaba parte de la cultura del partido, que incluso podía llegar a ser peligroso. La gente no entiende ni sabe gestionar los matices, avisaba: todo lo ven blanco o negro.
Reducidos Rajoy y el corrupto PP a una simple cuestión de matiz, barones, tertulianos y variados vividores del sistema se turnaron día tras día para redoblar las campanas a muerto desde la atalaya de Ferraz, hasta ayer domingo.
Repicaban con fuerza, amplificadas por cientos de altavoces interesados. Algunos valientes, como Francina Armengol, se atrevieron a denunciar que no se estaba anunciando un funeral, sino un asesinato, mientras otros preparaban las sogas y afilaban los puñales, y los envolvían en papel de argumentario. Se votó según el procedimiento democráticamente establecido, y se informó diligentemente de que el resultado también había sido consecuentemente democrático.
En el séptimo día, el señor X descansó, y suspiraron aliviados los amos del Ibex35, los corruptos con sus respectivos corruptores, los legionarios de Cristo y los señores del Opus Dei. Todo seguía en orden. A partir del lunes ya nos encargaremos de que no quede ni un gobierno autonómico ni municipal en manos de rojos, verdes ni separatistas, pensaban para sus adentros. Por ahora, ¡misión cumplida!
Ya es lunes y se especula con las primeras quinielas de ministros del "nuevo" gobierno de Rajoy. Al sociolisto* Mesquida, aspirante a sustituir a Fernández-Díaz, le gusta Bauzá como Ministro de Turismo. Sería un buen tándem para los intereses de Baleares, sin contar con los baleares, por supuesto. No se rían, que en esta vieja nueva era el despotismo vuelve a estar de moda y nunca se sabe cuándo va a sonar la flauta.
*Sociolisto: término utilizado por mi abuela, andaluza y socialista, para definir a los verdugos del comité federal.
