sábado. 27.04.2024

No es solo la política

Las primeras sesiones de noviembre, con reuniones de la Fed, del Banco de Japón y del Banco de Inglaterra en las que no ha pasado nada, han servido para confirmar que, como decíamos en nuestro anterior comentario, es improbable una disociación entre las Bolsas europeas y las americanas. O, dicho de otra forma, para demostrar que la continuidad del "rally" de las Bolsas de la zona euro está condicionada a que el S&P supere su actual fase de debilidad.

 

Las nueve sesiones consecutivas de caídas del S&P, algo que no se había producido desde 1980, han cortado en seco la subida de la que venían disfrutando los índices europeos, y, además, con la novedad de que esta vez los índices europeos han caído bastante más que los americanos, rompiendo la pauta de octubre.

 

A pesar de sus nueve sesiones seguidas a la baja, el S&P (que está aún muy cerca de sus máximos históricos) ha caído en la semana solo un 2%, mientras el Eurostoxx ha perdido el 4%, el doble, y nuestro Ibex, muy impactado por los Bancos, algo más, el 4,4%. Por su lado el Nikkei se ha dejado un 3% en las últimas cinco sesiones y el MSCI Emerging Markets en dólares un 1,8%. Claramente las plazas europeas han sido las más castigadas por el temor a que Trump pueda ser el vencedor en las elecciones del próximo martes.

 

No deja de ser curioso el mayor impacto del 'efecto Trump' en las acciones europeas y en particular en el sector bancario. Los Bancos, salvo ING, han visto las mayores caídas semanales. Solo algunas empresas superan los descensos de la banca, como la alemana Adidas que ha sufrido un recorte semanal de más del diez por ciento por sus resultados o la red social Facebook, que ha caído un 7% por la previsión de menores ventas en los próximos trimestres.

 

Aunque ciertamente un triunfo de un candidato tan inquietante como Trump crearía bastante inseguridad en todo el mundo, la reacción de las Bolsas europeas, y del sector bancario en particular, nos hace dudar de que sea solo el temor a Trump lo que ha movido tan a la baja a las Bolsas esta última semana. Hay que pensar en más factores.

 

Y el factor principal, a nuestro juicio, es la sensación de fragilidad que producen unas valoraciones muy elevadas, que solo son sostenibles si se prolonga en el tiempo de forma indefinida el escenario monetario de tipos de interés anormalmente bajos y de liquidez ilimitada creado por los Bancos Centrales. Un escenario que siempre se ha contemplado como transitorio, pero que ha durado ya más de lo previsible.

 

La sensibilidad de las Bolsas ante un eventual triunfo de Trump, como la que tuvieron ante el Brexit hace ahora cuatro meses, es una manifestación más de esa fragilidad de los mercados ante el inevitable proceso de normalización monetaria que tarde o temprano vendrá. El Brexit o Trump son señales de que las valoraciones hechas flotando en un mar de dinero barato no son sostenibles, y este es el mensaje de los mercados desde la caída de las Bolsas en agosto de 2015, una caída que fue provocada por la devaluación del yuan, y que marcó un punto de inflexión a partir del cual cambió definitivamente el mercado.

 

Dicho esto, y en lo que a las elecciones americanas se refiere, es posible que, como señalaba hace unos días Nassim Taleb, el creador de los 'cisnes negros', una eventual victoria de Trump no sea tan traumática como lo fue la del Brexit, ya que esa victoria, a diferencia del Brexit, no será una sorpresa totalmente inesperada.

 

Pero, por si acaso sucede lo contrario, un buen ejercicio puede ser revisar tanto los mínimos anuales de febrero como los niveles a los que cayeron las Bolsas el pasado 24 de junio tras el Brexit. En febrero el S&P cayó hasta cerca de los 1800 puntos, pero no traspasó ese nivel. En junio, tras el Brexit, la caída se detuvo en los 2000 puntos. El Eurostoxx por su lado ha encontrado su 'suelo' en los 2700 puntos, tanto en febrero como en junio. Para el Dax alemán ese 'suelo' estuvo algo por debajo de los 9000 puntos en febrero y algo por debajo de los 9500 en junio. Finalmente nuestro Ibex detuvo su caída en los 7500 puntos tanto en febrero como en junio.

 

Estos son los niveles a vigilar esta semana para tratar de aprovechar, una vez más, los movimientos.

 

La volatilidad ha subido (el futuro del Vix cerró el pasado viernes en 19,3 puntos con una fuerte alza semanal) y el oro, que es el otro gran indicador del 'miedo' de los inversores, también. El petróleo sin embargo ha bajado y el WTI cerró el viernes en 44,125 dólares/barril.

 

Son señales de que el riesgo vuelve a ser valorado por los mercados, un riesgo cuyo principal motor es la inevitable normalización de las políticas monetarias a la que asistiremos en el curso de los próximos años. Pero, si como consecuencia del resultado electoral americano el S&P llegase a los 1800 puntos, el Eurostoxx a 2.700 puntos o el Ibex a 7500 puntos pensamos que es momento de utilizar la liquidez de la que dispongamos. Podemos también trabajar estas hipótesis a través del mercado de opciones.

No es solo la política