martes. 07.05.2024

El chaflán de Patxi

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El chaflán de Patxi es un restaurante sobrio, sin distracciones, donde lo único que importa es el producto. Más asador que restaurante ha conseguido a partir de la calidad de la materia prima convertir su chaflán en el más popular de la ciudad.

 

A pesar de los orígenes vascos que lo envuelven no se asemeja a esas típicas tabernas vascas que decoran de arriba abajo la barra de pintxos. Hay pintxos, sí, pero están anunciados en la carta y no expuestos sobre la barra. En esta barra, larga y profunda, se puede comer de pie si uno quiere, la otra opción es el comedor, al fondo, en otra habitación. El comedor es algo oscuro, no demasiado grande, mucha madera, mantel blanco, un claro ejemplo de clasicismo rural. Un buen espacio para la sobremesa.

 

Con la carta traen un listado de los pintxos y entrantes. Algunos son individuales y otros pueden compartirse, hay de fríos y de calientes. Aquí ya se plasma la preferencia por el producto antes que por las elaboraciones, que son poco complejas, populares, sin lugar a la sorpresa. Como entrantes de producto ofrecen anchoas, boquerones en vinagre, sardinas, jamón ibérico, surtido de quesos… como elaboraciones calientes hay morcilla con huevo de codorniz, brocheta de langostinos con queso, tosta de foie…

 

La carta es un compendio de sencillez. Por un lado están los pescados, dos, bacalao y rodaballo, elaborados en besuguera sobre la brasa y acabados en el horno. Por otro las carnes, tres, a la brasa, chuletón, entrecote o solomillo de cebón. Para acompañar están las guarniciones que van por separado y con precios distintos. Finaliza la carta con unas pocas sugerencias de la casa y los postres, más numerosos que los platos.

 

El bacalao tuvo gran textura, de carnes blancas y prietas, sin embargo en esta ocasión también tuvo un ligero punto de más de sal. No así el solomillo que estaba perfecto en su punto de cocción. Poco hecho, jugoso, tierno, sabroso, se deshacía en boca, estuvo muy por encima del bacalao. Nada que resaltar de las patatas asadas de la guarnición.

                                                                                          

El chaflán de Patxi es un clásico, un asador de poco cambio, que se ha ganado una clientela fiel. Hay buena calidad en la materia aunque de precios algo altos. Es un buen lugar para paladares aficionados al vacuno y a las brasas.

El chaflán de Patxi