jueves. 02.05.2024

Hacia una nueva revolución de la construcción

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Cada vez que veo una noticia en la TV acerca de la temática del automóvil, y aparecen unas imágenes de una cadena de producción en serie de un determinado modelo, siento cierta envidia del sector.

 

Se trata de un producto, diseñado por ingenieros, modelizado hasta el último tornillo, sobre el que se fabrica un prototipo al que le someten a todo tipo de pruebas (de conducción, de choques, de resistencia…etc.), y si los resultados son satisfactorios, se diseña toda una cadena de montaje en serie con el objeto de fabricar cientos o miles de vehículos de ese mismo modelo, a partir del cual el futuro usuario podrá personalizar el producto, ya sea con la suma de prestaciones que desee, o bien con el abanico de acabados estéticos que le ofrezca la marca.

 

Frente a esto, comparemos el método tradicional de una construcción de un edificio de viviendas, como ejemplo. Hasta ahora, los programas de diseño arquitectónico estaban lejos de modelizar la totalidad de elementos de un edificio, si bien poco a poco las metodologías de trabajo BIM (Building information Modeling) están mejorando mucho es ese aspecto.

 

Ya no hablemos de lo que puede ocurrir habitualmente en la construcción propiamente dicha: incumplimiento de los plazos, trabajos imprevistos que suponen sobrecoste, descoordinación entre los diferentes industriales de la obra, falta de seriedad y compromiso…etc. ¿podemos pretender que el proceso de la construcción de un inmueble se asemeje al de un automóvil? Esto no es algo nuevo. Ya a principios del s. XX el arquitecto Le Corbusier afirmó que la arquitectura debía dar muerte a la artesanía, dando paso a la racionalización, industrialización y prefabricación.

 

La nueva casa resultante sería la “machine à habitar” (máquina de habitar), fabricada con el ensamblaje de diferentes elementos prefabricados, de la misma forma que un barco, una avión o un coche. Cien años más tarde de su idea visionaria, algo hemos mejorado: se ha conseguido mejorar mucho en las prestaciones de la estructura del edificio, en la tabiquería, en la mejora de cerramientos en cuanto a los requerimientos acústicos, térmicos y de habitabilidad; y también en la parte técnica de las instalaciones, de manera más destacada esta última década con la incorporación de la revolución digital a los inmuebles. Pero sigo pensando que el proceso constructivo habitual es demasiado manual. Demasiada intervención del factor humano (para bien y para mal) que supone a la larga numerosos problemas, situaciones imprevistos, mayor coste, diferencias de ejecución entre viviendas idénticas…etc.

 

Hace unos días comentaba esta comparativa cenando con un grupo de amigos, uno de ellos colega de profesión, que defendía una idea más romántica y artesanal de la construcción. Creo que para algunas situaciones le doy la razón: al final, la arquitectura es un arte, y como tal, no puede producirse en serie, como un producto cualquiera.

 

Cada cuadro es único, y diferente del otro. A la pieza musical o novela que se parezca a una anterior se le acusa de plagio. Cada película, por mucha producción hollywoodiense buscando el inmediato beneficio, es un producto singular que tendrá más o menos éxito. Y el usuario que se construye su vivienda se la quiere hacer a su imagen y semejanza, con sus gustos y sus caprichos, cosa que puede chocar con la producción en serie de productos idénticos.

 

Sin embargo, yo creo que el futuro nos deparará un proceso donde el factor humano sea cada vez menor. El futuro usuario podrá escoger entre diferentes opciones de vivienda, aberturas, plantas, formas, acabados, instalaciones…etc. como si de un juego se tratara, cada una con su correspondiente coste económico, ya que serán módulos y sistemas establecidos a priori.

 

El inmueble se modelizará en su totalidad, donde se ensayarán todo tipo de controles de seguridad (cargas, incendios, situaciones meteorológicas extremas) y de confort (aislamiento térmico, ruido, humedad, ventilación…etc.) dando lugar a un resultado, que el usuario podrá comparar con otras que le ofrezca las opciones de diseño. Un Ikea de la arquitectura. Y del ordenador a la impresora 3D, en forma de gran grúa que irá construyendo la totalidad del edificio, con la ayuda del personal suficiente para el ensamblaje de las piezas, en pocas semanas, sin apenas errores, ni interferencias entre los diferentes gremios, porque todo ya estará previamente programado en la impresora.

 

No me invento nada raro, esto ya se está haciendo en algunas construcciones punteras de muchos países, pero lo que está claro es que no podemos seguir con el mismo modelo de construcción artesanal que del siglo pasado, que sí nos continuará siendo útil para las reformas interiores, rehabilitaciones complejas y actuaciones puntuales, pero para la obra nueva hay que comenzar a cambiar el proceso constructivo, incluyendo también la fase de proyecto y diseño, buscando una arquitectura más racional, donde la belleza reside en la practicidad y funcionalidad, como dijo Le Corbusier. Hoy en día los aviones pueden volar solos, los coches de última generación también… ¿veremos algún día como se construye un edificio solo con darle a un botón?

Hacia una nueva revolución de la construcción
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