Las empresas baleares son, probablemente, líderes en no registrar innovación. Es difícil sostener esta afirmación porque lleva implícito una acción que no se registra, y lo que no se comunica no existe.
Ambos venían a decir que gracias al olfato de nuestros empresarios (esto lo eludían pues son dos personas humildes que no alardean del importante legado dejado por su generación) se intuyó que, mejorado significativamente, el buffet podría combinar perfectamente con los hoteles y restaurants, y reducir costes de servicio, de provisión de alimentos e incluso disponer de más tiempo para que el turista pudiera realizar excursiones, con lo que las agencias y muchos comercios se beneficiaron indirectamente.
Pues, algo tan innovador y con unos efectos multiplicadores que hoy en día todavía tienen resultados, nunca quedó registrado como innovación. Como este ejemplo, hay miles de procesos que la industria turística no registra. Quizá también sea verdad que cuando los mallorquines descubrimos una bella cala, si queda alguna por descubrir, procuramos no señalarla en el mapa... Quizá. Pero que no aparezca no le da derecho a nadie a decir que no tenemos playas recónditas y desconocidas, ni una innovación que se transmite más verbalmente que en los manuales de las escuelas de negocio o por los pasillos de Bruselas.