sábado. 27.04.2024

La doble inversión mallorquina en Dominicana

Mis recuerdos de infancia sobre mi primer viaje a la República Dominicana poco o nada se parecían a la realidad que nos hemos encontrado durante el viaje empresarial realizado recientemente bajo el paraguas de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Baleares (CAEB). Una semana repleta de reuniones, visitas y experiencias que nos han llevado desde la oficialidad institucional de Santo Domingo a las inversiones turísticas de Punta Cana pasando por la pobreza y el abandono de una zona marginal dentro del barrio de Boca Chica.

Todas estas visitas han tenido un denominador común: el acento mallorquín. El de las grandes inversiones de las principales empresas turísticas como Barceló, Iberostar o Piñero, que han dado lugar a impresionantes destinos paradisiacos, generando riqueza y empleo en entornos envidiables, por un lado; y el de pequeños proyectos solidarios como el que lleva a cabo desde hace una década la ONG AEA Solidaria en el Centro de Educación Infantil ‘La Matica’, por otro.

Este pequeño oasis de esperanza que responde al nombre de ‘La Matica’ permite dar de comer a diario a 90 niños de familias desestructuradas que, además, reciben educación y todo el cariño del mundo de las voluntarias de la ONG y del personal dominicano y haitiano que trabaja en el centro. Un proyecto que, no sin dificultades, se abrió paso poco a poco y se mantiene gracias a los apoyos y donaciones, muchas de ellas anónimas, que empresarios mallorquines han realizado y realizan periódicamente para mantenerlo en funcionamiento.

Ayudas desinteresadas que tras la visita de CAEB no tengo duda que se ampliarán. Escuchar como personas anónimas, de éxito, se preocupan por lo que sucede a 8.000 kilómetros de distancia de sus casas y permiten dar una mínima esperanza para aspirar a una vida mejor a aquellos que no tienen nada, simplemente porque les ha tocado nacer con las cartas malas, es digno de admiración y merece ser contado con la esperanza de que la humanidad que habita entre los empresarios sea imitada o prolongada en el tiempo.

Esta responsabilidad social empresarial que muchas veces queda en un segundo plano, que se conoce menos o se la hace menor caso, es compartida por las empresas mallorquinas instaladas en este rincón del Caribe. Las compañías mencionadas anteriormente y otras muchas no sólo dan trabajo a miles y miles de personas dominicanas y de otros países del entorno, sino que también están volcadas con la sostenibilidad, la circularidad y el cuidado del medio ambiente. 

Los proyectos sociales y educativos, revertidos hacia la comunidad local, las iniciativas para reducir los residuos, aprovechar mejor los recursos y/o proteger la envidiable naturaleza, son numerosos y variopintos. Entre los que hemos podido visitar y conocer me ha llamado mucho la atención el laboratorio de corales de Iberostar, instalado en uno de los resorts de Punta Cana. Allí, expertos en biología marina ayudan a la regeneración y el crecimiento de estos animales marinos, amenazados por el cambio climático y otros problemas, que son básicos tanto para la flora y fauna marina como para la protección de las costas porque se encargan de reducir la fuerza de las olas.

La protección del litoral y la sensibilización entre los turistas son una prioridad para los empresarios mallorquines en este rincón del Caribe, al igual que lo hacen también en nuestro territorio insular. Esta decidida apuesta por la economía circular y por el entorno que les rodea, unida a la desinteresada labor en favor de ONG’s como AEA Solidaria, suponen una doble inversión mallorquina en República Dominicana. Con la ayuda de las nuevas tecnologías y los proyectos de reinversión de residuos y de aprovechamiento de los bienes y alimentos sobrantes, estoy convencido que el mantenimiento de centros como ‘La Matica’ dejará de ser un quebradero de cabeza para sus altruistas gestores.

La doble inversión mallorquina en Dominicana