Para nada soy un epidemiólogo, ni soy medico, ni por suerte soy político, aunque me guste mucho la política, nadie es perfecto, lo que si soy es diseñador grafico, llevo muchos años metido en esto, para se exactos 30 años… y algo del diseño si que sé, aunque no mucho.
Desde mi experiencia tengo la sensación que esta ha sido, y es, una de las crisis donde el diseño ha tenido más peso. No quiero decir que los diseñadores reunidos del mundo nos hayamos juntado y diseñado un virus, pero sí que ha habido mucho material grafico sobre la Covid, para avisarnos de lo que no debíamos hacer, para explicarnos con grafico, infografía y esquemas las curvas de evolución de los contagios... Muchas piezas, muchas horas de diseñadores invertidas y la sensación es que la gente no se ha entrado, bueno no todas, pero si una gran mayoría.
En un articulo publicado en la revista Gràffica de día 7 de enero se hacía la siguiente pregunta ¿Pueden los diseñadores, los ilustradores, los publicistas, los creativos en general ayudar en esta situación?
Creo que si, de hecho siempre lo hemos hecho, durante décadas han existido los anuncios de servicio publico, anuncios sin un objetivo de venta, pero si con un claro objetivo comunicativo, y en esta crisis no ha sido diferente.
Los creativos hemos trabajo para buscar la mejor formula para que la gente entendiera lo que debía hacer; si lavarse las manos, si la distancia de seguridad, que si el gel, que si las mascarillas.
Se han visto cartelerías de todos los tamaños colores, y formas, de una forma rápida y en la mayoría de los casos con acierto. Tampoco todo ha sido perfecto. Se ha dispuesto de una gran cantidad de material gráfico para poder comunicar. Capítulo aparte merece la comunicación en medios con un gran despliegue de infografías y de gráficos para hacer mas fácil la comprensión, y más digerible, la gran cantidad de datos.
Pero mi sensación es que se ha abusado. Demasiados impactos acaban por saturar, también el no tener un sistema más o menos unificado de iconografía y el "yo me lo guiso yo me lo hago", tampoco ayuda.
Cuando se trabaja en diseños con esta envergadura es importante trabajar con sumo cuidado para conseguír el objetivo de visualización y difusión, pero los diferentes estados, las diferentes normas han conducido a un diseño exprés y con gran capacidad de adaptación.
Esta crisis nos ha servido a todos como un aprendizaje de lo que funciona y lo que no. Nos ha dado la oportunidad de poder trabajar con la prueba y el error en el diseño e implantación de recursos gráficos vinculados a la crisis del COVID, aunque en muchos caso no hemos conseguido que el mensaje llegara nítido y claro, que es una de las funciones del diseño, comunicar.
En algunos casos el lucimiento del diseñador ha superado a la funcionalidad y en casos como el actual la funcionalidad es lo primero. Aunque tal vez, sea que la gente no quiere mirar, no quiere ver y da igual cuan funcional sea el icono, el cartel, la señal, que sus ojos no lo verán o su cerebro lo negará.
Aunque no todo es malo en esta crisis. También podemos encontrar algunas cosas buenas, y en este caso es de admirar la cantidad de publicaciones surgidas desde el confinamiento como el libro “ESCRIT A CASA. Un recull de relats del confinament a Mallorca” editado por la Fundació Mallorca Literaria y diseñado por Toni Bauza. Es solo un ejemplo cercano de todo lo creativo que nos ha dado el confinamiento.
Una cosa que me ha sorprendido es la rápida adaptación y la gran cantidad de recursos visuales que se han generado vinculados a la crisis del COVID en los bancos de imagen. Al poco de empezar la crisis podías encontrar gran cantidad de fotos de gente con mascarilla, ilustraciones del virus. Muchos recursos y no han parado de crecer, pero que una de las cosas que nos ha dado esta crisis es que si colocabas una foto en un diseño, si salía una persona debía salir con mascarilla. Si editabas un video, ojo con las normas de seguridad. Ha tocado adaptarse.
Esperemos pase pronto la crisis y volvamos a la antigua normalidad. Salud y diseño.
