jueves. 02.05.2024

El Camino de Santiago, una experiencia única

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"¡Buen camino!" Escuchamos muchas veces esa frase a lo largo del Camino de Santiago y cada vez que la recordamos un aluvión de recuerdos nos vienen a la cabeza.

 

Llevamos muchos viajes a nuestras espaldas y con ellos cientos de anécdotas y experiencias pero sin duda el Camino de Santiago ha sido y será uno de esos momentos viajeros más especiales que hemos vivido.

 

Queríamos hacer algo especial al acabar la carrera, una suerte de punto y aparte entre una etapa de nuestra vida que cerrábamos y otra que estaba a punto de comenzar. En el Camino de Santiago vimos la combinación perfecta, un gran reto personal que aunaba esfuerzo, meditación y un sinfín de interrogantes que iríamos descubriendo etapa por etapa. Como la vida misma, ¿verdad?

 

De todos los caminos que llevan a Santiago de Compostela, realizamos el Camino Primitivo considerada la primera ruta de peregrinación jacobea. Fue en el siglo IX cuando, tras el descubrimiento de la tumba del apóstol Santiago, el rey Alfonso II, llamado el Casto, decidió marchar desde Oviedo a Santiago siendo el primer peregrino. A diferencia de otros recorridos como el famoso Camino Francés, el Camino Primitivo está poco transitado y los peregrinos a penas se concentran en los meses de verano, algo que a nuestro juicio lo hace especialmente atractivo.

 

Así que, como el rey astur, iniciamos la ruta desde la Catedral de San Salvador, en Oviedo. Trece etapas y 320 km hasta Santiago en las que cruzamos pueblos, bosques, ríos y montañas en una inmersión total en la naturaleza. Cada etapa es una superación constante, un viaje de lucha y sacrificio pero de continuas recompensas. Donde los madrugones y las agujetas eran habituales al igual que las risas y la alegría. Donde al final de cada etapa llegar al albergue te sacaba una sonrisa en la cara. Sin duda, ducharte, comer y sentarte a descansar al aire libre era pura felicidad.

 

Durante cada etapa del Camino de Santiago puedes sentir diversas sensaciones. Energía al comenzar, tranquilidad y paz en todos esos momentos que el camino es solo para ti y la naturaleza, cansancio cuando no ves el fin, sufrimiento cuando las pies solo te piden descanso y tú sabes que te quedan varios kilómetros, alegría cuando ves que lo estás consiguiendo, descanso en cada parada, y mucha satisfacción cuando llegas al lugar propuesto.

 

La mejor etapa que recordamos es aquella que empezamos en Borres, conocida como Ruta de los Hospitales. Es una variante del camino que solo es recomendable hacer con buen tiempo en primavera o verano. Es nuestra etapa favorita porque durante 19 km no hay ningún pueblo ni aldea, simplemente horas de naturaleza y aire libre. Además, optamos por esta variante por su contenido histórico puesto que esta ruta recorre antiguos caminos romanos que ascendían hasta las minas de la montaña y que después se convirtieron en vías que llevaban a los peregrinos  a Santiago. Al convertirse en una ruta de peregrinaje, donde las condiciones no siempre acompañaron, durante esta etapa encontramos la ruina de 4 hospitales, siendo el mejor conservado el de Fanfaraón.

 

Las etapas del Camino Primitivo te ofrecen paisajes espectaculares y la mayor parte de este camino es a través de la naturaleza, hay zonas de asfalto pero predomina la tierra y eso es lo que más nos gustó. Esa desconexión del mundo, la paz y el aire puro que nos acompañaron durante todo el tiempo.

 

Lo especial de esta aventura es todo el trayecto y Santiago de Compostela es la guinda del pastel y la muestra de que lo conseguiste.

Fue un viaje que marcó un antes y un después y que recomendamos a todo el mundo en cualquier etapa de su vida.

 

Por si algún día te decides: ¡Buen Camino!

Toni y Maura del blog "El Discreto Encanto de Viajar"

El Camino de Santiago, una experiencia única