martes. 07.05.2024

La Serra de Tramuntana está en crisis al menos en su vertiente agraria. Esto es lo que aseguran desde Asaja Baleares después de analizar el informe Sistema d’Indicadors de la Serra de Tramuntana Patrimoni Mundial encargado por el Consell de Mallorca.

 

La organización agraria afirma que este estudio arroja unas cifras “preocupantes” ya que pone de manifiesto que “las políticas realizadas en los últimos diez años para preservar y conservar la Serra de la Tramuntana han sido un fracaso rotundo”.

 

Según las conclusiones de la entidad, tras analizar dicho informe, “llama mucho la atención que siendo la agricultura quien ha modelado y mantiene en la actualidad la Serra, no existe ningún bloque temático dedicado a ella y solo se considere como objeto de estudio los pertenecientes a Cultura y Patrimonio, Medio Ambiente, Territorio y Movilidad”.

 

Según este informe, los indicadores basados en la población y la socio-economía arrojan que en la Serra de la Tramuntana, el sector de la hostelería es el que ha experimentado un mayor crecimiento (+24,16%) frente al sector agrícola, ganadero y pesquero que ha caído un un 14,53%.

 

Estas “alarmantes cifras”, en palabras del gerente de ASAJA-BALEARS, Joan Simonet, ponen de manifiesto que existe “una pérdida irrecuperable de territorio y que, a efectos del sector agrícola, es muy preocupante”. “Es un símbolo del poder de sectores como el de servicios, turismo y construcción y la poca importancia que se le da al agricultor que, sin embargo, tal y como reconoce el propio informe, es el que conserva la Serra de la Tramuntana”.

 

El número de explotaciones ganaderas ha sufrido en estos últimos diez años un crecimiento del 40%, pasando de 783 a 1096 explotaciones –destaca, el municipio de Pollença con 188 explotaciones-.

 

Sin embargo, el número total de animales censados disminuyen un 29%. Esto se debe a la aparición de micro explotaciones que deben estar inscritas obligatoriamente en los registros de ganadería pero que en ningún caso pueden considerarse como profesionales. Globalmente, la ganadería extensiva se reduce, con lo cual hay menos pastoreo y aumenta el riesgo de incendios, así como la forestación del espacio agrario.

 

En cuanto a la ocupación del suelo con uso agrícola, hay que destacar que bajan en todos los municipios la superficie de cultivo y se incrementa la superficie de bosque y matorral. Actualmente, el 80% de la Serra es superficie forestal. “Lo que viene a manifestar que se está abandonando la agricultura y obtenemos un bosque pobre y sin gestionar que está condenado a ser pasto de los incendios”, según subraya ASAJA-BALEARS.

 

De hecho, en el periodo analizado (2010-2018), el número de explotaciones agrarias en activo se ha reducido un 18%, esto significa que han desaparecido un gran número de explotaciones pequeñas que ya no son rentables. Por ejemplo, en Sóller, el número de explotaciones agrarias se ha reducido a la mitad, pasando de tener 104 en el año 2010 a 52 en 2018.

 

En cuanto a los indicadores que analizan el impacto sobre el medio ambiente, hay que destacar que en el conjunto de la Serra de la Tramuntana el consumo del agua se ha incrementado un 26,5%, pero no aumentan las superficies agrícolas de regadío.

 

Por otra parte, la superficie subvencionada por la PAC se ha incrementado un 35%, aunque es la superficie forestal la que se incrementa. En cuanto a los productores ecológicos, según el informe, hay una clara tendencia ascendente tanto de operadores como de productores ecológicos, pero sin dar cifras concretas. En muchos de estos casos se trata de superficies forestales sin productividad alguna y gran parte de esta superficie corresponde a fincas públicas sin actividad agraria productiva.

 

Por último, en el apartado referente a cultura y patrimonio, se pone de ejemplo la recuperación de los marges como hecho fundamental para la declaración de la Serra de Tramuntana como Patrimonio Mundial en la categoría de Paisaje Cultural, y cifra en un total de 25.227 metros lineales los márgenes recuperados entre 2015 y 2019 con una inversión de 963.908 euros, provenientes de fondos del FOGAIBA y no del Consorci Serra de Tramuntana que, según el propio informe, ha incrementado un 21,5% las subvenciones destinadas a la recuperación del paisaje agrícola situando ésta en 14,7 hectáreas forestales y 312,6 hectáreas agrícolas.

 

Las ayudas del Consorcio no están dirigidas a las explotaciones agrícolas, sino que se dispersan mayoritariamente entre administraciones públicas y entidades no agrarias. Además, siguen adoleciendo de fuertes cargas burocráticas y son insignificantes -con un máximo de ayuda de 5.000 euros para rehabilitar “marges de pedra en sec” por beneficiario-, “lo que significa que no da ni para 70m2 de pared. Eso es burlarse del administrado”.

 

Insiste ASAJA-BALEARS que no pueden tomarse como modelo aquellas explotaciones con aportes de capital externo a la agricultura, pues esto está fuera del alcance del 99% de los agricultores de la Serra.

 

Por todo ello, esta organización profesional agraria hace hincapié en la necesidad de incidir en la rentabilidad de las explotaciones con la actividad agraria; favorecer las explotaciones forestales; aprovechar los recursos silvestres con la creación de cotos específicos para setas; apostar claramente por la actividad cinegética, y permitir y facilitar usos de actividades complementarias a las explotaciones agrarias como son las excursiones, observación de naturaleza, rutas a caballo, espeleología, escalada, refugios, acampada regulada… que puedan complementar los ingresos agrarios y ganaderos haciendo que el balance de la explotación agraria sea positivo.

 

En cuanto al anuncio de la elaboración de una Ley de la Serra, Joan Simonet manifiesta que “la Serra ya tiene suficiente legislación sobre ella, no es necesaria más burocracia. Lo que hace falta es buena gestión y facilidades a los propietarios y agricultores para que puedan administrar sus tierras”.

 

Desde ASAJA-BALEARS se insiste en que, “si lo que pretendían nuestros políticos, con sus leyes y sus proyectos eran ayudar y preservar la Serra, no lo están logrando”. Según Simonet, “no puede decirse que la gestión por parte del Consell Insular de Mallorca sea como para sentirse orgulloso. No es tiempo de celebrar ninguna efeméride pues la sostenibilidad del espacio ha caído en picado y el futuro es muy preocupante”.

La actividad agraria en la Serra de Tramuntana, en crisis