viernes. 18.10.2024

9 mujeres en un mes no hacen un bebé

Dicen que la paciencia es la madre de la ciencia, algo que también tiene mucho que ver con las finanzas, y que, acudiendo de nuevo al refranero español, el tiempo es oro (siempre que esté bien utilizado, añado yo).

Es importante entender las finanzas como una carrera de fondo, en la que cada segundo cuenta, pero donde los resultados normalmente no llegan de forma rápida ni milagrosa. Una de las razones más destacadas por las que el tiempo es crucial en las inversiones es el poder del interés compuesto.

Este fenómeno matemático permite que las ganancias se reinviertan y, a su vez, nos ofrezcan la posibilidad de generar más ganancias. En términos simples, cuanto más se mantenga una inversión en el tiempo, más nos podemos beneficiar de este efecto.

Para entenderlo mejor, entre mis clientes hay una mujer de 27 años de edad que ya ha empezado a destinar una parte de sus ingresos mensuales a la jubilación y otra que se ha decidido a hacer lo mismo, pero con 47 años. A pesar de que la persona de 47 años tiene más ingresos, por lo que puede aportar una mayor cantidad mensual que la de 27, la más joven podría llegar a la jubilación con un capital muchísimo mayor gracias a los efectos del interés compuesto. Porque no se trata de tener mucho capital para invertir cada mes, sino de optimizar los recursos, y el tiempo también es uno de ellos.

Entonces, si es tan sencillo, ¿por qué no empezamos todos a invertir lo antes posible? En primer lugar, porque tenemos poca cultura de inversión y, en segundo lugar, porque para hacerlo bien también es importante trazar una estrategia acorde con nuestros objetivos y nuestro perfil de riesgo junto a un profesional.

Otro elemento crucial para poder respetar la regla de oro (mantener una inversión en el tiempo) es comprender que la rentabilidad en finanzas no es lineal.

Si tomamos los datos del índice S&P 500 de los últimos cien años y hacemos una media de su rentabilidad, esta sería del 9,8%. Esta media no significa que cada año dicho índice bursátil haya subido casi un diez por ciento. Lo que significa es que, si lo vemos con perspectiva y analizamos los resultados de todos los días durante estos cien años, la rentabilidad media anual ha sido del 9,8%. Esto nos deja dos conclusiones:

  1. Ha habido años en que la rentabilidad ha estado muy por encima y otros en los que la rentabilidad ha estado por debajo, incluso ha sido negativa en algunas ocasiones.
  2. Si mantengo mi inversión durante el tiempo suficiente, mi resultado será muy cercano a la media del índice.

 

En este punto, muchos clientes me comentan que, consecuentemente, sería mejor que vendiésemos antes de que el mercado fuese a bajar y que comprásemos antes de que fuese a subir. El problema del temido market timing (tratar de adivinar el mercado) estriba principalmente en que las rentabilidades de un año tampoco son lineales.

Querer salirse del mercado cuando se vaticina la llegada de momentos complicados entraña importantes consecuencias para nuestra rentabilidad final. Para seguir con el ejemplo del S&P500, durante los últimos 30 años la rentabilidad fue de más del 1.500% pero, si nos hubiésemos perdido solo los cinco mejores días (de entre los 11.000 días desde 1993 hasta hoy), esta se hubiese reducido hasta un 934%, y si nos hubiésemos perdido los treinta mejores, se reduciría hasta el 178%.

En resumen, los inversores que se preparan para las correcciones o que intentan anticiparse a ellas desinvirtiendo muchas veces acaban ganando menos dinero que el inversor que mantiene su estrategia, aun con las correcciones de mercado.

No olvidemos que las peores jornadas de los mercados suelen preceder a las mejores y en finanzas prevalece, por tanto, el time in the market (tiempo de permanencia en el mercado) frente al timing the market (tratar de adivinar el mercado). En definitiva, nueve mujeres en un mes no hacen un bebé, y la paciencia y la constancia siempre serán nuestras mejores aliadas para gestionar nuestro patrimonio.

9 mujeres en un mes no hacen un bebé