miércoles. 25.09.2024

Pasa lo mismo con el amplio margen de mejora que mantienen en términos de ordenación del espacio turístico y los principales aspectos del entorno regional los cuales condicionan el desarrollo del sector y su contribución a la competitividad global del archipiélago.

 

Estas conclusiones, que derivan de la primera edición del índice de competitividad turística · i|ICT, elaborado por IMPULSA BALEARS y presentado el pasado mes de enero con el apoyo de la Agencia de Estrategia Turística de las Islas Baleares (AETIB), en calidad de ‘actor impulsor’, sugieren, en palabras de Antoni Riera, director técnico de la fundación, que “el reequilibrio de los pilares que sustentan la posición competitiva de las islas en su entorno más directo es, hoy, esencial para traducir madurez por sofisticación e incrementar, así, la generación de valor compartido en torno al turismo”.

 

Con esta finalidad, la fundación ha organizado una i|conferencia que, bajo el título ‘De la madurez a la sofisticación, hacia la creación de una nueva realidad turística’, ha compartido conocimiento y experiencia con Jaume Alzamora, director de la AETIB, María Frontera, presidenta de la FEHM, José Luis García, secretario general de CCOO · Balears y Ramón Vidal, director general del Palacio de Congresos de Palma.

 

Ante más de un centenar de asistentes, los participantes se han mostrado convencidos de que el archipiélago está en un punto óptimo para crear una nueva realidad turística siempre y cuando, prosigue Riera, “desde el conocimiento estratégico y la cooperación se provoque un viraje real y efectivo en la agenda de acción de los operadores turísticos y demás agentes implicados”.

 

Ante el punto fuerte que representa la actual dotación de infraestructuras e instalaciones, sofisticarse significa, según María Frontera, “apostar por un crecimiento basado en el conocimiento y la innovación, pues en estos vectores el sector encontrará su propia transformación y tendrá la oportunidad de realizar una aportación definitiva a la modernización económica y el bienestar social”.

 

Un posicionamiento que se orienta a incrementar la capacidad de generar valor que también afecta, según Ramón Vidal, a los recursos culturales y naturales de las islas, pues “la mejor forma de huir de la estandarización y crear de manera continua nuevos valores diferenciales es aquélla que se basa en los atributos y rasgos propios y únicos del destino que, desarrollados a partir de los activos intangibles y emocionales que proporciona el talento, permiten construir una experiencia de gran valor para el cliente”.

 

Por ello, no es posible transitar hacia propuestas sectoriales más avanzadas si no se vencen los retos de índole regional todavía pendientes en materia de capital humano y mercado laboral, los cuales demandan, en palabras de José Luis García, “adaptar el sistema educativo-formativo a los requerimientos actuales y futuros del sector turístico con certificaciones de profesionalidad que, junto al desarrollo de carreras profesionales y la valorización de la formación, permitan atraer y retener el talento en las organizaciones”.

 

En este contexto, adoptar una visión holística de la competitividad turística es el primer paso para plantear nuevas formulaciones estratégicas altamente transversales que, desde la priorización del turismo, permitan a las administraciones, según Jaume Alzamora, “no sólo mejorar el entorno de negocio desde el punto de vista normativo y las infraestructuras, sino idear soluciones creativas y concertadas a las cuestiones relacionadas con la sostenibilidad que afectan al sector turístico y a los colectivos directamente relacionadas con éste”.

Baleares tiene que cambiar madurez por sofisticación para ser competitivos en turismo