sábado. 28.09.2024

Se acerca una temporada turística histórica en la que las playas y calas de las Baleares se llenarán a rebosar. Pero más allá de este turismo existe otro paisaje, otros rincones cada vez más valorados por las personas que visitan las Islas.

 

La prestigiosa revista internacional de viajes Condé Nast Traveler ha dedicado en su última edición digital un artículo a los diez pueblos más bonitos de Baleares con el título "belleza más allá del mar".

 

Cita el artículo que "las postales de las Islas Baleares describen parajes naturales de ensueño, cuerpos humanos esculturales y ropa blanca".  Explica que la visita a muchos de estos pueblos pueden justificar por sí mismos el viaje e incita a ganar a los alemanes en algo y a "sortear los placeres nocturnos y el achicharramiento playero para enamorarse del lado rural de estas islas".

 

A pesar que el artículo no se expone como una clasificación el top ten aparece liderado por Soller en el que destaca el tranvia y el ferrocarril y monumentos como el Banco de Sóller, Can Prunera o las posadas señoriales. "Sóller es, simple y llanamente, un viaje novecentista sobre raíles por un pueblo que desafía a las bellezas naturales que lo rodea". afirma.

 

Le sigue Deià en donde destaca que "gobierna el paisaje el contraste de la sierra con las construcciones cálidas i anárquicas. Deià es, sobre todo, tranquilidad y aire limpio, lo que le acabó convirtiendo en un imán para artistas y escritores como Robert Graves y William Walder, fundador de su museo arqueológico".

 

Dalt Vila en Ibiza es una excepción de esta clasificación amparada por "su belleza urbana y por representar la otra ibiza, la diurna, la cultural, la no fiestera. La parte antigua de la capital ibicenca actúa como un pueblo independiente que reniega un poco del frívolo puerto".

 

Se vuelve a Mallorca para hablar de Pollensa, "un enclave con regusto medieval con una exuberante naturaleza alrededor.  La vida cultural de este municipio palpita en el Convento de Santo Domingo, sede del museo municipal y escenario para su famoso festival de música".

 

En Menorca aparece Fornells como paradigma del pueblo menorquín con sus pegotes blancos con fachadas irregulares que hacen que las calles se conviertan en monumentos.

 

 

Y de ahí a Formentera para hablar de San Francisco Javier donde se invita a perderse en el mercadillo eterno de sus calles y disfrutar de sus monumentos además de embadurnarse con los lodos medicinales de sus playas.

 

De Fornalutx, otro de los agraciados destinos de esta exclsiva clasificación, se dice que es un pueblo coqueto y se ensalza un casco histórico chapado en piedra, con empinadas calles en escalera adornadas con flores y arbustos.

 

Después el viaje sigue en Valldemossa con calles alegres llenas de encanto rural, buen rollo y suelos adoquinados. La famosa cartuja es el referente de un pueblo que se asocia a grandes artistas y escritores como Unamuno, Ruben Darío, Borges o Chopin. Artesanía y compras se recomiendan en esta población.

 

Otro salto a Menorca para recomendar la visita a Binibeca Vell un pueblo levantado hace 50 años que se ha convertid en una atracción turística. "Lejos de convertirse en un lugar masivo y accesible, las callejuelas de Binibeca Vell son estrechas y enrevesadas y logran crear una atmósfera de autenticidad bastante auténtica".

 

Condé Nast cierra su ranking particular en Sant Carles de Peralta en Ibiza que define como "parte de la Ibiza que enamoró en los sesenta a los hippies y en donde esta corriente sigue palpitante en este pueblo de casas blancas y coloridos habitantes".

El Top Ten de los pueblos más bonitos de Baleares